24 feb 2014

Ayer será mañana #Alaska #Moda

De Moda

Alaska, 50 años, México, cantante.



José Paz







Alaska será parte de la banda sonora de su vida, que no es poco, para muchos una megaestrella catódica. Uno la recuerda muy punk, en todos los aspectos, en lo musical y en lo estético, con Kaka de Luxe; con Parálisis Permanente, todo un frescor de intenciones en una época necesitada de argumentos; con los Pegamoides, Dinarama; también, Fangoria, la experiencia con la música de baile junto al fallecido Carlos Berlanga y Nacho Canut, experiencia que le ha llevado al extásis del reconocimiento.
Viéndola llegar, en una sesión que nada tiene que ver con las habituales, no por ella, sino por los imponderables, uno piensa que poco o nada queda de la cantante que levantaba pasiones de juventud y sí mucho de una artista de telerrealidad junto a su marido Mario Vaquerizo. Pocos personajes han sabido reinventarse como ella, y estar en el candelero tantos años, en un crescendo permanente, y para ello hay que ser muy artista.
  Alaska hoy da igual que pinche, que cante o que silbe, goza del apoyo de los dioses y eso no tiene precio, o sí, la fama desbordada. Uno se queda con las ganas de haberle hecho otra sesión, de sentir la piel de la protagonista de nuestra historia; se cruzaron los duendes en un tren a deshora,
aún así, Alaska siempre te deja buen cuerpo.

*Publicado en La Revista 23/02/2014

El niño de Mouffetard #Iconos#Cartier-Bresson

Iconos

Imagen: Rue de Mouffetard, París, 1958.
Autor: Henri Cartier-Bresson.


Cartier-Bresson, 1958


 Cada minuto mueren infinidad de imágenes, es como si estuvieran predestinadas. La diferencia entre el hoy y el ayer, es que millones de imágenes que saturarán de información nuestra retina pasarán directamente al cajón del olvido; serán además muchas menos de las que lo harán mañana. Cada día que pasa el crescendo de imágenes que nos rodea será mayor. Vivimos rodeados de imágenes que nos saturan, es como si de repente todos resultásemos atrapados por un extraño síndrome de Diógenes y nos abandonásemos en medio de un marasmo de imágenes que se fueran acumulando a nuestro alrededor en una descomunal montaña de desperdicios de basura visual.
 En realidad Diógenes, el filósofo, detestaba cualquier grado de acumulación indecente, ni de imágenes ni de nada, es más, predicaba para sí los ideales de privación; bien alejado de la realidad que nos toca.
Quien más o quien menos lleva a sus espaldas un peso indecente de imágenes; quien no tiene mil o dos mil fotografías en el móvil no es nadie. Fotos del perro, de la puesta de sol, de la familia, del cartel del bar de enfrente, del desconocido que se ha dado una galleta con el coche. Uno, así no ha de llegar muy lejos, bueno sí, a desplegarlas luego como elementos únicos e insustituibles en multitud de redes, a sabiendas de que todos trazarán el mismo gesto, llenar el universo de basura, remarcar cada paso que se da, como cualquier animal dejaría su orina en defensa del territorio marcado. Pero el hombre hoy no apunta, no traza, tan sólo acumula, salpicado por el síndrome de Diógenes al que parecemos predestinados.
Siempre nos quedará la épica y el azar, la pincelada fortuita de la historia. Michel Gabriel era un niño cuando en 1958 salía por Mouffetard, la parisina calle donde vivía, armado y sonriente con sus dos botellas magnum repletas de leche, no de vino, como a veces se ha dicho. Un paseo rutinario, un destino prefijado, entre la casa y el comercio, operación tantas veces repetida. La mirada orgullosa, limpia de Michel se topa con la de Cartier-Bresson, intuitiva y misteriosa que lo atrapa, que lo seduce sin pretenderlo en una suerte de imagen desplazada que se pliega sobre sí misma para volverse reveladora y eterna. Sin duda, Diógenes tardaría en llegar.

Publicado en La Revista 24/02/2014

18 feb 2014

Como una gota de agua #Moda#Alba Galocha

De Moda
Alba Galocha, 24 años, Santiago, modelo

José Paz





Es una chica menuda con cara de niña, y de niña buena. La coruñesa Alba Galocha gasta naturalidad y mesura; ante la cámara es otra cosa, allí posee expresividad e instinto que deslumbra más allá de los focos.
  Le apaisona -comenta- el oficio de modelo, el vivir con la maleta siempre lista y el conocerse a la perfección el callejero de no pocas ciudades como si fuera el suyo, el hacer vivienda e las habitaciones de otros tantos hoteles. Y van cuatro, cuatro años intensos que la han situado donde ella quería, en lo alto de un escalafón lleno de pretendientes. La altura a esta guapa modelo no le preocupa, lo suyo es pasear por la vida con la naturalidad precisa, disfrutando cada instante de la profesión con la emoción del primer momento.
  La verdadera dimensión la vemos ante la cámara, es allí, en ese territorio de ficción donde su menudez desaparece, es más, se transforma toda ella en un ser diferente, dejando que su imagen brille luminosa, que se acomode a cada toma con la elegancia necesaria, con una belleza limpia en una mirada que enamora.
  Con Alba no podemos hacer otra cosa que agradecer su presencia que es nuestro regalo. Creo que las imágenes hacen justicia a las palabras; la chica, la modelo, es así, brillante y hermosa como una gota de agua.

*Publicado en La Revista 16/02/2014

17 feb 2014

La sombra del poeta #Iconos#María Teresa León

Iconos

Imagen: María Teresa León.


No debiera pasar por una efemeride más; cumplidos 25 años de su muerte, María Teresa León (Logroño, 1903-Madrid, 1988), merece algo más que recordarse por haber sido la mujer, la sombra, de un poeta; ella fue una creadora.
 “Esta mañana, amor, tenemos veinte años”, así reza en su epitafio de la tumba de Majadahonda. De la mano de su marido, el poeta Rafael Alberti, lo deja dicho todo. Pero la vida de esta creadora, licenciada en Filosofía y Letras, que antes de conocer al poeta ya había dejado escritos dos libros, “Cuentos para soñar” y “La bella del mal de amor”, no fue un camino de rosas, y eso que nació bajo el paraguas de una familia de posibles -sobrina de Ramón Menéndez Pidal y de María Goyri, una de las primeras mujeres en cursar filosofía y Letras-. Mujer de maneras exquisitas, pero alejada frivolidades. La guerra la pilló con la pistola a la cintura, y no se olvidaría de ella hasta llegar al exilio, al aeródromo de Orán, donde le señalarían precisamente allí, a su cintura, “Señora, su pistola”. A partir de ahí todo el desarraigo, el destierro en territorio extraño, la vida en común junto al poeta.
En plena guerra fue secretaria de la Alianza de Escritores Antifranquistas, y tras el bombardeo de la Legión Condor, una de las personas que colaboró en poner a buen recaudo la pinacoteca del Prado.
“Surgió ante mí, rubia, hermosa, sólida y levantada, como una ola que un mar imprevista me arrojara de un golpe contra el pecho”, relata así Alberti, en la biografía la “Arboleda perdida”, lo que supuso aquel primer encontronazo con una mujer de carácter, anteriormente casada y con dos hijos; tras su separación se quedarían con el marido, como era previsto entonces.
Orán, de paso; el exilio en París, ambos trabajarían de traductores y locutores de radio; Buenos Aires, con 23 largos años; despues Roma. “Estoy cansada de no saber dónde morirme, esa es la mayor tristeza del emigrado...”, así describía su sensación en “Memoria de la melancolía”, de 1968.
Su regreso a España, junto a Alberti, en 1977, es poco victorioso; la enfermedad del olvido, hereditaria, le impidió gozar verdaderamente. Otra vez la ausencia, el encierro interior. De nuevo la sombra en una mujer creadora, que cedió por amor.

*Publicado en La Revista 16/02/2014

10 feb 2014

De aquí y de allí #Moda#Xoel López

De Moda
Xoel López, 36 años, A Coruña; músico.



José Paz







Por momentos me recuerda a uno de esos cánticos de ida y vuelta, que como melodías viajeras suman y siguen a un lado y a otro. Viéndolo venir, paseando por su ciudad, uno no lo siente como la estrella de rock que es, pudiera pasar, con su aire de ilustre despistado, de poeta bohemio, por cualquiera de los muchos funcionarios que a esa hora -las diez- se dejan caer al calor del café. En realidad su look como él, semeja un clon de su propia música, a medio camino entre un Ringo Starr y un George Harrison, de sus admirados Beatles, enriquecido -ahora- con su larga estancia arrabalera. Él, que es como una coctelera andante, que todo lo combina, dará muchos más frutos que Atlántico (2012), el disco que va promocionando y que ahora lo lleva en una gira -Son Estrella Galicia- con quien dice sentirse muy identificado.
Coruña, Madrid, Buenos Aires, de nuevo Madrid. Por ello no es extraño que mire cada rincón de su propia ciudad con un poso de nostalgia, de mirada hacia atrás, una visión bastante coincidente con su propia música, llena de melancolía e imágenes que se pegan a la piel con suma facilidad. Dice que le cuesta verse en aquellos primeros momentos, cuando sonaba tan británico que casi no había diferencia, pero sí, allí estaba el germen que le ayudó a crecer y ser el más brillante de su generación.
La sesión, en casa, con el Atlántico siempre de fondo, como uno de esos cánticos de ida y vuelta, que vienen y van, o a la inversa.

*Publicado en La Revista

9 feb 2014

Amores solitarios #Iconos#Nickolas Muray

Iconos
Autor: Nickolas Muray, 1950.
Imagen: "Woman in a cell".

Nickolas Muray


No hay porqué desconfiar de quien juega al solitario, seguro que se está engañando. La vida como los naipes no está planteada para vivirla en soledad, salvo que sea por decisión propia, y que en el fondo conlleva también una buena parte de autoengaño, o no.
  El engaño, bien llevado no deja de ser un arte, los hay que viven eternamente del cuento. Otra cosa es engañar a mala fe, a sabiendas de que lo que se está haciendo es cosa fea, con lo que se perjudica a alguien; vivimos rodeados de numerosos engaños y poca belleza, no hablo de ese engaño.
La belleza en sí misma es un engaño, por lo que ésta en realidad tiene de esquiva. Aunque perseguir la belleza de forma permanente debiera ser un ejercicio de aprendizaje desde la infancia, que tampoco dejaría de ser un fraude. La fealdad, por ejemplo, es el complemento ideal de las cosas hermosas, dónde si no quedaría la referencia. La belleza, al margen de subjetiva, es también volátil. Los cánones de belleza mutan a largo de la historia como un enigma sin resolver sobre el que siempre se le están modificando argumentos. Pitágoras intentó asimilar la belleza a una armonía matemática, poco o nada tiene que ver con una realidad donde la simetría es una quimera. Platón y Sócrates instalaron su ideal en la proximidad a la idea del bien, como si en realidad todas las cosas bellas fueran buenas, craso error. El fuego, un tornado, pueden generar mucha belleza, y mucho mal. Kant y Hume, decretaron un visión sobre la belleza como argumento personal e intrasferible, no son los objetos, las personas quien la poseen, sino que es el individuo quien logra detectarla. Tan sólo un argumento más, ¿se puede fabricar la belleza? Por supuesto, la fotografía es una constante construcción de belleza.
  Hay imágenes que a uno le cautivan desde siempre, a sabiendas de que muchos de los argumentos que entran en juego pudieran resultar contradictorios. "Woman in a cell", de Nickolas Muray (1892-1965), fotógrafo húngaro que probó suerte y triunfó en los Estados Unidos a principios de siglo, es una de ellas. Suma belleza trenzada alrededor de una mujer hermosa recomponiendo para sí un solitario de naipes sobre la cama de una celda. No hay más datos, la belleza y el bien, no siempre es coincidente.

*Publicado en La Revista 9/02/2014

5 feb 2014

Menudo Papel #Opinión

En Columna

José Paz

A uno la convención del PP del fin de semana en Valladolid le quedaba un poco lejos, casi tanto como el interés por el relato político que a estas alturas de la película demuestra la peña. En realidad ese tipo de relatos a quienes interesa es a ellos, a los protagonistas.
Sin novedad en el frente, puede ser el resumen de un cónclave, ausencia de novedades que ante las sonadas ausencias habidas a priori no es pecata minuta. Imaginémonos por un momento que Aznar, desde la distancia imposible, hubiera sentido frío y se le hubiera dado por encender la chimenea, cosa natural por otro lado, pero no, esta vez no.
A falta de novedades por introducir en el relato, el presidente decidió apuntalar los cañones hacia la lejanía, no hay mejor denfensa que un buen ataque -pensó-, y se apuntó uno de esos a destiempo para provocar a los militantes necesitados de un subidón de adrenalina, dejando a un lado tanto cansancio y hastío. "Fue vicepresidente de un Gobierno que llevó a España a la ruina", le espetó al lider de la oposición llevado también si cabe por la furia adquirida en el bar de la esquina tras tomarse una caña y un par de aceitunas. Como si el pobre de Rubalcaba no tuviera suficiente con lo suyo, con soportarse a sí mismo, como para encima tener que escuchar en prime time las verdades del barquero y que le chamusquen las barbas a distancia en domingo.
Uno puede ser de derechas o de izquierdas, y no pasa nada, como tampoco si lo fuera del Madrid o del Deportivo. Hubo un tiempo que la gente se reflejaba a sí mismo con el periódico que leía paseándolo debajo del brazo, dejándolo visionar por la mancheta hacia fuera para que no hubiera malos entendidos, es más, si alguien compraba algo no digno de enseñar, rápidamente lo ocultaba en su interior. Se espera que un presidente de un país lea y lea bien, que se informe y tome nota. A Rajoy el domingo lo vimos acudir a la convención con el Marca bien visible. Uno no deja de sentir rubor y formularse preguntas, una detrás de otra. Por qué el Marca y no por ejemplo, Interviu, o Playboy, cuando a la ciudadanía le toca una realidad tan pornográfica.

*Publicado en el diario La Región 5/02/2014

3 feb 2014

Al Capone y el ritmo #Iconos#La Revista

Iconos
Imagen: Al Capone, en el centro, con su inconfundible look.
Autoría: Chicago Tribune.

Chicago Tribune
 A Al capone (Brooklyn, Nueva York, 1899-Miami, 1947), el mafioso más afamado de la historia, le encantaba el jazz. En la prisión de Alcatraz, en la que estuvo recluido gran parte de los once años a los que fue condenado, invirtió mucho tiempo -cuando se lo permitía la sufrida sífilis que padecía- tocando en un trío que montó con otros internos.
  En Chicago, la ciudad que le vio cometer sus correrías más sonadas, aún mantienen vivas parte de las querencias jazzísticas del mafioso. El Green Mill, un tugurio de época, de 1910, al que acudía cada noche Al Capone, desde que se trasladó a Chicago -1919- en compañía de su mentor en las lides del crimen organizado, Johnny Torrio, aún conserva fotos suyas exhibidas tras la barra junto a una bandera americana; a él se le ve justo en aquella esquina de la barra que le permitía vislumbrar todo el local y salir por piernas en caso de alguna visita no deseada. No es extraño que el mafioso maridara maneras junto al jazz, ni que se promocionara en aquellos locales músicos del género, la noche, y todo lo que se movía a su alrededor, estaba controlado por ellos. El gran Frank Sinatra también estuvo bajo el paragüas de la mafia, algo que le dio más de un disgusto, por los mismos motivos, los mafiosos eran los que controlaban a los músicos y los que hacían negocios con ellos; nadie que quisiera promocionarse en el mundo del espectáculo debía estar ajeno a ellos.
 Al Capone triunfó en los negocios turbios, después de deshacerse de sus principales rivales, empezando por el propio James Colosino, el rey del vicio y de la noche a quien él y su "descubridor", Johnny Torrio, debían proteger. Aquella fue la batalla definitiva para enfilar una década dorada, la de los años 20, con la prostitución, el juego ilegal y el tráfico de alcohol en el punto de mira, algo que tras el retiro de Torrio -1925- quedaría en manos de Al Capone, adueñándose del hampa en Chicago y cercenando la vida de todos cuantos pudieran ser oposición. La entrada en vigor de la Ley Seca hizo el resto, pulverizando todos los récords de ingresos.
  A finales de la década Al Capone era el mafioso más buscado por el FBI, fue arrestado -1931- bajo la acusación de evasión de impuestos y condenado a once años de cárcel. Eso sí, en Alcatraz sonaba siempre jazz.

*Publicado en La Revista 2/02/2014

2 feb 2014

Por fin, el sol #Moda#Rafa Huertas#LaRevista

De Moda

Rafa Huertas, Córdoba, 29 años, jugador de baloncesto

José Paz




 Llueve, lleva lloviendo sin parar toda la noche.
  Mal asunto dejarse llevar por estereotipos, fallan. A uno, la idea de tener una sesión con un deportista le seduce casi tanto como acudir al dentista. Error. Rafa Huertas sobre la cancha es un jugador habilidoso, con buena lectura del partido y temple para jugársela si hace falta. Como persona tiene esas virtudes y el gracejo de buen andaluz.
  Antes de acudir a la cita uno mira al cielo y tiembla, inevitable acudir con paraguas debajo del brazo. Me recibe en su casa, incómodo, se nota. Mira al fondo del salón comedor como preguntándose si es en ese lugar donde uno pretende disparar las fotos. La casa de un deportista en tránsito dice poco. La luz que se vislumbra entre las ventanas es puro ilusionismo, la señal.
  Nos acomodamos en el primer parque a la vuelta de la esquina. Posa con naturalidad y transmite bien su personalidad. Tiene las ideas claras, y se nota. Al rematar, de nuevo llueve, no queda otra que abrir el paraguas.
 
*Publicado en La Revista 02/02/2014

Envolturas de silencio

E l invierno envuelve cada rama entrelazadas entre sí por el frío y la niebla que lo atrapa todo en un escenario de aventura. Todo es ...