Imagen: Al Capone, en el centro, con su inconfundible look.
Autoría: Chicago Tribune.
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En Chicago, la ciudad que le vio cometer sus correrías más sonadas, aún mantienen vivas parte de las querencias jazzísticas del mafioso. El Green Mill, un tugurio de época, de 1910, al que acudía cada noche Al Capone, desde que se trasladó a Chicago -1919- en compañía de su mentor en las lides del crimen organizado, Johnny Torrio, aún conserva fotos suyas exhibidas tras la barra junto a una bandera americana; a él se le ve justo en aquella esquina de la barra que le permitía vislumbrar todo el local y salir por piernas en caso de alguna visita no deseada. No es extraño que el mafioso maridara maneras junto al jazz, ni que se promocionara en aquellos locales músicos del género, la noche, y todo lo que se movía a su alrededor, estaba controlado por ellos. El gran Frank Sinatra también estuvo bajo el paragüas de la mafia, algo que le dio más de un disgusto, por los mismos motivos, los mafiosos eran los que controlaban a los músicos y los que hacían negocios con ellos; nadie que quisiera promocionarse en el mundo del espectáculo debía estar ajeno a ellos.
Al Capone triunfó en los negocios turbios, después de deshacerse de sus principales rivales, empezando por el propio James Colosino, el rey del vicio y de la noche a quien él y su "descubridor", Johnny Torrio, debían proteger. Aquella fue la batalla definitiva para enfilar una década dorada, la de los años 20, con la prostitución, el juego ilegal y el tráfico de alcohol en el punto de mira, algo que tras el retiro de Torrio -1925- quedaría en manos de Al Capone, adueñándose del hampa en Chicago y cercenando la vida de todos cuantos pudieran ser oposición. La entrada en vigor de la Ley Seca hizo el resto, pulverizando todos los récords de ingresos.
A finales de la década Al Capone era el mafioso más buscado por el FBI, fue arrestado -1931- bajo la acusación de evasión de impuestos y condenado a once años de cárcel. Eso sí, en Alcatraz sonaba siempre jazz.
Al Capone triunfó en los negocios turbios, después de deshacerse de sus principales rivales, empezando por el propio James Colosino, el rey del vicio y de la noche a quien él y su "descubridor", Johnny Torrio, debían proteger. Aquella fue la batalla definitiva para enfilar una década dorada, la de los años 20, con la prostitución, el juego ilegal y el tráfico de alcohol en el punto de mira, algo que tras el retiro de Torrio -1925- quedaría en manos de Al Capone, adueñándose del hampa en Chicago y cercenando la vida de todos cuantos pudieran ser oposición. La entrada en vigor de la Ley Seca hizo el resto, pulverizando todos los récords de ingresos.
A finales de la década Al Capone era el mafioso más buscado por el FBI, fue arrestado -1931- bajo la acusación de evasión de impuestos y condenado a once años de cárcel. Eso sí, en Alcatraz sonaba siempre jazz.
*Publicado en La Revista 2/02/2014
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