24 ago 2014

Una mujer a medida #Moda#Alba Adá

De Moda


Alba Adá, Ourense, 27 años,   periodista. 


José Paz





Lo de esta chica es bien complicado de contar. Por costar, le cuesta hasta definirse y explicarlo, y eso que habla como un torrente.
Hay personas cuya trayectoria vital, formativa, las lleva como a todo el mundo, en una determinada dirección, a Alba, la dirigió hacia el periodismo; hasta ahí todo normal. Mucha gente estudia periodismo y tiene la suerte de ejercer. Al periodismo que llega es el deportivo, un territorio de “machos” que dominan la escena donde ella percibe grandes diferencias a la hora de valorar una información, o de administrar la agenda del día a día, dependiendo si eres hombre o mujer, y así lo dice, bien alto: “No soporto las injusticias”, y no suena a lamento, lo suyo es una afirmación beligerante. Antes, en la práctica deportiva del fútbol, le apasiona el deporte, ya había notado en carne propia esas discriminaciones, “la ley dice que sólo los hombres pueden ser profesionales en el mundo del fútbol”, a ella le tocó, como a todas compatibilizar el deporte con otras actividades. Muy justo no parece.
Al margen de todo ello Alba suma un sin fin de proyectos, en el mundo de la empresa, su cabeza es un hervidero, que contagia o fatiga, a su lado nadie va a permitirse el lujo de estar sin hacer nada.
La sesión es un ejemplo más de su personalidad, no hay reto que le imponga, ella está dispuesta a hacer lo que haga falta y sobre todo a aprender. Por puro interés conviene no perderle la pista
.


*Publicado en La Revsita 17/08/2014

Arde París #Iconos#París

Iconos

 Foto: París, Arco de Triunfo, 8 de mayo de 1945.
Autor: Ralph Morse, revista Life.


Ralph Morse


La emoción al verlos pasar era indescríptible, atrás quedaban cuatro largos años de humillante ocupación. Cuando con las primeras luces del día las tropas del general Leclerc entraron en París por la puerta de Orleáns, los ciudadanos estallaron en puro júbilo. La emoción al ver las banderas francesas ondeando sobre aquellos carros era indescriptible. Era el 25 de agosto de 1944, pero no todo estaba ganado, sobre París aún quedaban más de 20.000 alemanes dispuestos a la batalla, muchos de ellos, también entre los aliados, formarían parte del paisaje de mortandad que al día siguiente restaría inerte sobre los adoquines. Panorama sangriento pero bien alejado de las verdaderas intenciones de Hitler, quien había dibujado para la ciudad del Sena, un horizonte de destrucción a imagen y semejanza del arrasado Stalingrado. ¿Arde París?, llegó a preguntar a sus interlocutores, no obtuvo respuesta. Dietrich Von Choltitz, su hombre al frente de las tropas de ocupación, Gobernador Militar desde el 7 de agosto, sin hacer dejación de responsabilidades militares, atrapado tal vez por la belleza y la historia de la ciudad, se  negó al cumplimiento de la orden.
París, un icono a liberar. Lo era para sus ciudadanos, que auspiciados por el Partido Comunista bloquearon las calles alzando barricadas con las que impedir el paso a los soldados alemanes; lo era para el general De Gaulle, y para el general Leclerc, al mando de la 9ª Compañía, a las órdenes de estadounidenses y británicos, pero no para los aliados, quienes tras el desembarco de Normandía deseaban poner fin a la contienda lo antes posible, por ello, el destino era Berlín y no París, cuya resistencia, de haberla, les obligaría a intervenir. Para De Gaulle que negaran el avance sobre París era un gesto inconcebible que no estaba dispuesto a consentir, él  apoyó la desobediencia; los aliados, viendo lo imparable de la intención del mando francés, enviaron tras él a la Cuarta División de Infantería.
Por supuesto que los alemanes opusieron resistencia, y mucha, al general Von Choltitz lo capturó Antonio Gutiérrez, La Nueve, estaba llena de combatientes exiliados españoles. Antes, el teniente Amado Granell, al mando de una de sus secciones, habían sido los primeros en pisar París.



*Publicado en La Revista 24/08/2014

18 ago 2014

Pasión entre líneas #Moda#Zulema González

De Moda

Zulema González, Ourense, 22años, árbitro.






José Paz

“Son como niños, niños grandes detrás de un balón”. Quien lo dice es árbitro, y sabe de qué habla.
Le va la marcha, qué otra cosa le puede ir a quien cada domingo se juega el tipo dentro de un terreno de juego, con veintidos tipos incandescentes que van a lo suyo, en puro interés, y un público que no atiende a razones. Lo mejor para un árbitro, pasar desapercibido, pero en el caso de Zulema eso resulta imposible. Pero le va la marcha, repito, Por ello cuando en el campo el griterío se vuelve insoportable -no hace falta entrar en matices-, “yo me activo más, y hace que me centre en el partido”, dice esta joven ourensana que este año arbitrará en la Preferente Autonómomica por el Colegio vigués. Y seguro que razón y motivaciones no le han de faltar, pasión se le ve y oficio lo lleva en la sangre; así cualquiera.
La sesión la realizamos bien alejada del terreno de juego por el que seguir la pelota, aunque ella por si fuera menester lleva la bolsa llena de ropa de deporte suministrada por sus respectivas federaciones, no es el momento Zulema.
Dice que le gustan los retos, que le hacen crecerse y soltar la adrenalina necesaria para estar bien. Servidor, en la sesión,la ha encontrado perfecta, con mucha disposición y virtudes. Por suerte no tuvimos la presión del público de fondo sobre el cogote, eso te queda para cada domingo.

*Publicado en La Revista 10/08/2014

17 ago 2014

La mirada de Hollywood #Iconos#Bacall

Iconos
Foto:  Lauren Bacall en Harper's Bazar, 1943.
Autor: Louise Dahl-WolfLauren

Louise Dahl-Wolf



Lauren Bacall dijo en alguna ocasión que lo de ser viuda no era una profesión; ella, que no se libraría jamás de ser la viuda de Humphrey Bogart, uno de los tipos más duros de la pantalla de Hollywood, y eso que tras su muerte se casaría con el también actor Jason Robards.
Dicen que su imagen de actriz evocaba un combinado de Greta Garbo, Marlene Dietrich y Katharine Hepburn, llena de inseguridades, al principio, y frágil. Le costó dar con las claves, eso sí, después se convertiría en una mujer de armas tomar, capaz de decidir cuándo y cómo aceptar un papel, y permitirse el lujo de rechazar gran número de aquellas propuestas que no estaban a la altura del personaje, aquel que nos evoca y seduce con un golpe de mirada, y hasta romper el contrato, pagando dinero de su bolsillo, que la ligaba a la Warner.
 En la pantalla era una mujer excitante, de una mirada embriagadora que aprendió a dirigirla con la precisión de un cirujano el bisturí, los ojos se abrían como las alas de un pavo real, justo en ese ejercicio de alquimia mecánica que transcurría al bajar la cabeza y mirar hacia el otro para que sus grandes ojos iluminaran la escena. Delgada, de amplios labios, mirada intrigante y seductora, se convirtió en los años cuarenta en la mujer más excitante que ha transitado por las pantallas cinematográficas, de las más deseadas. Junto a Bogart, de la Mano de Howard Hawks, protagonizó en su debut una cinta, Tener y no tener, 1944, que cristalizaría en uno de esos papeles mitológicos, con diálogos exqusitos, más allá del memorable “no tienes que decir nada y no tienes que hacer nada. ¿Sabes silbar, verdad? Juntas los labios y soplas”. Después vendrían otras películas maravillosas, pero si hizo carrera como actriz fue gracias a su otra profesión como modelo, que supo compatibilizar durante mucho tiempo, en Harper´s Bazaar, junto a Louise Dahl-Wolf y Diana Vreeland, fotógrafa y editora de moda.
A Howard Hawks, quien buscaba partenaire para Bogart, le puso sobre la pista su mujer, que había visto un ejemplar de la revista en la peluquería. En pleno conflicto bélico los de Harper´s habían llevado a la portada, en claro guiño a los compatriotas combatientes una intrigante jovencita de mirada dulce y elegante con el fondo del servicio de la cruz roja. Era ella, la flaca.

*Publicado en La Revista 17/08/2014

10 ago 2014

Frenesí Cole Porter #Iconos#Cole Porter

Iconos

Foto: Cole Porter.
Autor: Richard Avedon, 1950.

Cole Porter, por Richard Avedon, 1950.
 Su vida fue de película y eso que huyó de EEUU para no escandalizar demasiado. París y sus fiestas alocadas de los años 20 parecía el destino perfecto para un músico rico, creativo, y vicioso a rabiar. Allí Cole Porter (1891, Perú - Indiana, 1964, California) podría vivir sin trabas su homosexualidad. En París conoce a quien sería su esposa, Linda Lee Porter, durante 35 años, un matrimonio de conveniencia para ambos, ella que había estado casada con Edward Russell Thomas, un borracho adinerado, utilizó también la pantalla del matrimonio para sus escarceos lésbicos. Puede que su matrimonio fuera pura hipocresía, y lo era, pero al margen de su caudal creativo que le llevó a escribir algunos de lós musicales más memorables “Gay divorce”, “Anything goes”, “Kiss me Kate”, y a llevar una distendida vida de ocioso viejo rico, George Cukor en una misiva cómplice lo corrobora, “espero que tu vida, y tu piscina estén siempre llenas”, algo que no era ningún secreto. A veces puro escándalo, como cuando instalados en Venecia -Palazzo Rezzonico-, los ecos de una de aquellas fiestas, había dispuesto a algunos gondoleros con las vestimentas de su mujer, las autoridades obligaron a la pareja a abandonar la ciudad. Entre ellos también había algo muy profundo y determinante, cuando Linda, que era diez años mayor que Porter, murió, el músico se vio envuelto en una profunda depresión de la que ya no se recuperaría jamás; moriría solo y alcoholizado; en los últimos años le amputarían una pierna, que desde 1937, tras una caída de un caballo, le había dejado muy perjudicado y con tremendos dolores.
  El regreso a Nueva York fue muy beneficioso en la carrera del compositor, en 1924 encontraría su primer éxito en Broadway con “Greenwich Village Follies”, al margen de una herencia de su abuelo de varios millones de dólares; el dinero para la pareja nunca fue problema, su mujer había recibido otro millón por el divorcio de su marido.
  Los años 30 serían su época dorada, a finales de los 40, cuando todo el mundo lo daba por finiquitado, el espectáculo, “´Kiss me Kate”¨, lo encumbra de nuevo.
Michael Curtiz, obviando su homosexualidad, llevó su vida al cine, en 1948, Irving Winkler, con “De Lovely”, de próximo estreno, también. 
*Publicado en La Revista 10/08/2014

Envolturas de silencio

E l invierno envuelve cada rama entrelazadas entre sí por el frío y la niebla que lo atrapa todo en un escenario de aventura. Todo es ...