23 ene 2015

Nacho García Vallejo, atleta en ferro #Moda #La Revista

De Moda

Nacho García Vallejo, 46 anos, triatleta. 








En Galicia hai unha canteira importante de triatletas, as xestas de Javier Gómez Noya e Iván Raña fixeron moito por este deporte para que tivera tantos seguidores. O triatlón din que é o deporte máis esixente, é a proba de Ironman, longa distancia, xa o di todo comezando polo nome.
Nacho García Vallejo é un dos amateurs que machacan o corpo case que todos os días, “un día á semana descanso”. Empezou fai 18 anos, recuperando o deporte que deixara cando tiña 27. Primeiro comezando coas probas curtas, “unha vez que esas distancias non me supuñan retos empecei a facer medio Ironman e Ironman, e así até agora”. Os retos no amateur son individuais, de tipo persoal, “o feito de acabar as probas xa é todo un éxito”. Nestes anos asistiu a probas en toda a xeografía, tamén en Francia e Portugal. E cando non, a manter o tipo nas carreiras populares. Ademais, cun grupo de amigos montaron o club TriOurense, no que están federados 35 triatletas. Gusta de moitos deportes, sobre todo deses que “te liberan e te fan sentir moi vivo”. Non os vou citar para que ninguén os imite, non vaia ser...
A sesión co deportista é no Bon Xesús de Trandeiras, Xinzo de Limia, un mosteiro derruído que mantén en pé a igrexa e o claustro, cun fondo de misterio en todo elo. Construído –din- por cabaleiros portugueses. Casualidade ou non, a imaxe de Nacho a min me lembra á de Paolo Henriques, o modelo portugués que fai anos participou na campaña de Loewe. De presenza vigorosa, pouco convencional e unha imaxe moi marcada; a sesión trata de incidir neses aspectos.

*Publicado en La Revista 22/01/2014

22 ene 2015

El Papus, nuestro Charlie Hebdo #Iconos #ElPapus

ICONOS

Foto: Revista el Papus. 

Editorial Amaika, 17 febrero de 1979.




Revista satírica y neurasténica, así se subtitulaba una de las publicaciones de la ilustre Transición, El Papus, una revista gruesa, irreverente, maleducada y soez, que tenía en el punto de mira todo lo que oliera a ultraderecha, que ni entonces ni ahora tenían sentido del humor. Editada en Barcelona por el Conde de Barcelona -La Vanguardia- recaló firmas importantes, Montalbán, Antonio Franco, Maruja Torres y dibujantes como Ivà, Jà, Joan de Sagarra, Gin, LÁvi, García Lorente, Óscar, Vives, entre otros, Llegó a publicar 300.000 ejemplares, y no debido a su impronta intelectual ni calidad, sino al universo satírico que explotaban y a la ligereza de vestimenta femenina de innegable reclamo, en los cimientos de una débil democracia dicen que se asentaban, no la revista, que volaría por los aires tras un atentado con ecos en los estertores del sistema y las Fuerzas de Seguridad. Antes del atentado fue suspendida de publicación en varias ocasiones y con denuncias todas las semanas.
Lo cuenta David Fernández de Castro en “El Papus, Anatomía de un atentado”, un documental estrenado en febrero del 2011, 33 años de un atentado nunca convenientemente aclarado, y que según el abogado August Gil, “la policía actuó con negligencia, incompetencia e inhibición, lo que lleva a pensar que hubo obstrucción deliberada”. Javier Fernández de Castro es hijo de uno de los periodistas del semanario, “me di cuenta que mi padre no tenía un trabajo normal y acababa de sobrevivir a un atentado”, cuenta al inicio del documental.
Barcelona, 11h 40', 20 de septiembre de 1977, un chico rubio, alto, de pelo corto entrega un paquete en la redacción de la revista, lo recoge Juan Peñalver, el portero, camino del despacho del director “una extensa llamarada seguida de una sonora explosión acaba con su vida”, lo narraba Encarna Sánchez en el informativo de la COPE y así se recoge en un documental que si no aclara cosas, es porque en todos estos hechos, a pesar del tiempo transcurrido, del juicio en sí nunca hubo culpables. Tras ocho años de resistencia tras el atentado, al no lograr indemnización, con la salida de La Vanguardia de la publicación, la revista cierra sus puertas. Fueron años de irreverencia y groserías, 1973-1986.

*Publicado en La Revista 22/01/2014

18 ene 2015

Contar historias por necesidade #La Revista #Moda

De Moda

Melania Pérez-Cruz, 31 años,  Lugo, actriz.

José Paz








A realidade do actor é moi ampla, e non todo -nin sempre- son papeis e escenario. Melania Cruz di sentirse obsesionada co traballo, “son moi perfeccionista”, tamén co IVE cultural, “un crime, a industria cultural hoxe está sometida, moitas compañías están desaparecendo”.
A lucense Melania Cruz é actriz de teatro, nótase, na expresión, nos xestos, na forma de desenvolver certos movementos. Por momentos –a min mo parece- semella distante, como se o seu pensamento seguira atrapado no universo tráxico do “O Home almofada”, de Martin McDonagh, que andan a representar; quizais pola distancia que existe entre os desexos, as cousas que estás a facer e as que che gustaría chegar; quizais a sesión -non creo-, o maxestoso Liceo Ourensán, onde hoxe toca, un fermoso escenario para ocupar unha tarde de inverno.
Melania, tamén gozosa, cando lle lembras o papel da Raxada na Esmorga, que lle acercou como actriz ao mundo do cinema, “unha oportunidade estupenda, cuns profesionais excepcionais, eu nunca fixera cine, a verdade é que che abre outras perspectivas na interpretación”, comenta. Ten inoculado o veleno da interpretación, aínda que “cos anos”, así o di, cada vez lle custe máis desprenderse da familia, das amizades. O teatro esixe moito, “non se pode parar, sempre hai que estar formándose”.
A sesión, tranquila, amable. Melania ten un atractivo natural que sabe mostrar, expresar sen estridencias, e iso é de agradecer.

*Publicado en La Revista 15/01/2015

Francisco Umbral, el de todos los días #Iconos#Umbral

Iconos

Foto: Francisco Umbral.
Autor: María España.


Se fue en plena canícula, un 28 de agosto del 2007. Escritor excesivo en las formas, exquisito en el estilo; escritor de periódicos y de novelas, sin distingos, Umbral era él mismo, para ello se había enfundado en el traje un personaje. Decía Delibes de él, “escribe con la facilidad que mea”, por ello lo arropó en el Norte de Castilla y lo liberó en Madrid.
Umbral fue un chulo de las letras enfundado en un abrigo negro de amplias solapas o en la desnudez de su Olivetti con la que tapaba las vergüenzas cuando le fotografiaba María España, su musa, su mujer, quien fuera fotógrafa en El País cuando ambos estrenaban transición y modernidad en el nuevo medio de Cebrián; después vendrían desengaños y nuevos medios, Diario 16 y El Mundo, del que se fue a la gloria.
Umbral fue arponero de Madrid, su finca, la ciudad que le vio nacer en 1932, en el Hospital benéfico de la Maternidad, en Lavapiés. Su madre huía de Valladolid para evitar habladurías por ser madre soltera. Nacido Francisco Pérez, mutó el apellido como quien toma la alternativa en el oficio, buscando esplendor y nuevo impulso, así fue. De aquella niñez acomplejada sacó estilo y savia, en los territorios de la ficción cotidiana que nunca le abandonaba. La barra del Café Gijón fue su casa, donde desde su palidez y altura ejercía de maestro de ceremonias. La barra a la que todos los provincianos se aferraban, pero él era Umbral, el macho alfa de las letras, alguien capaz de “pisotear” al padre Cela, a quien se le aparecían los libros en las manos como las vírgenes a los creyentes, aquél que no necesitaba otro apoyo que el de su propio ego, garante de su imaginación. Umbral ejerció de biógrafo de sí mismo, en un Madrid donde pasaban cosas, y él las contaba con la naturalidad con la que resaltaba literariamente en negrita los personajes reales de ficción que hacía de sus columnas el verdadero sostén de un periodismo en pleno horizonte de libertad.
Dicen que se desencantó del felipismo y del socialismo, que se hizo liberal y admirador de la derecha, pero eso era cuestión de días, de una rebeldía bipolar con la que agitaba las teclas de su Olivetti, la misma que a veces le hacía machista, petulante, provocador. Y es que como le dijo a Milá en una ocasión, “yo he venido a hablar de mi libro”, y punto.

*Publicado en La Revista 15/01/2015

8 ene 2015

En beneficio de la danza, Erick Jiménez #Moda#Sólodos

De Moda
Erick Jiménez, 37 años, San José (Costa Rica), baliarín.

José Paz




Quizás, en la vida, todos nos dejamos llevar por una serie de constantes, de rituales, que envuelven al hombre desde que vive en sociedad, pero no todos los llevamos al extremo, ni los asumimos con un propósito de vida.
La realidad del artista es compleja, y “no existe ese estado ideal”, ese lugar donde ponerlo en práctica, y no siempre se ve con buenos ojos. Erick Jiménez cuenta que cuando se decantó por la danza, hace casi treinta años, ni siquiera, era bien visto el que un hombre apostara por semejante oficio. Costarricense del 77, unido a Maruxa Salas, ourensana, en la vida y en Sólodos, su propia compañía. “En la danza tienen que ver mucho los contextos educativos, sociopolíticos, e incluso la propia historia de cada país hacen que ésta figure en una determinada posición”. Un arte efímero en evolución permanente que, sin lugar a dudas, para Erick es un privilegio, ese lugar ideal que le hace feliz, porque realiza lo que le gusta "y además me pagan por ello”.

La sesión con un artista como Erick no podía ser igual a la de cualquier otro personaje, más allá del look impecable, estamos ante un gimnasta que trabaja su cuerpo duramente ocho horas diarias, su herramienta de trabajo sobre el escenario, que es donde, como él indica, “él lugar donde te encuentras con todas tus virtudes y defectos”; el resultado, un lujo inalcanzable para el común de los mortales, y para La Revista. Feliz año a todos.
*Publicado en La Revista 8/01/2015  

Charlie Hebdo, viñetas libres #Charlie Hebdo

Iconos
Imagen: Charlie Hebdo.
Autor: Charb, Stéphane Charbonier, 2012.



Hasta ahora reconocíamos en “Charlie Hebdo” la valentía en defensa de la libertad merced a sus viñetas, ahora lo será también por su trágico final en manos del integrismo fanático, donde 12 personas, incluidos el director de la publicación, Stéphane Charbonnier, Charb, y los dibujantes Philippe Honoré, Bernard Marris, Tignous, Jean Cabut (Cabu) y George Wolinski, perdieron la vida.
Sobra decir que eran históricos en una publicación afilada como un estilete, transgresora y burlona, que ya había vivido otras amenazas y episodios violentos como el del 2 de noviembre del 2011, donde la sede del semanario fue atacada con un cóctel molotov, era heredera de otra homónima cerrada en 1981, por falta entonces de seguidores, y a su vez de la germinal Hara Kiri, publicación del legendario caricaturista François Cavanna, para quien la puesta en práctica del título de su publicación era según decía "el colmo de la estupidez”, Cavanna colaboró hasta su muerte en Charlie Hebdo.
 De tradición libertaria e izquierdista, la publicación adquiere protagonismo en 2006 cuando se apuntó a publicar las viñetas de Kurt Westergaard, caricaturista danés quien tras publicarlas en el diario Jyllands Posten envolvió a su propio país en una crisis inimaginable, con protestas y disturbios vividas por las embajadas danesas a lo largo del planeta. Desde entonces su autor, de 74 años, vive bajo protección policial, sabedor del interés prioritario en su persona. La decisión de sumarse al carro de la defensa de la libertad de expresión, de la que Charbonnier, el director, era un ferviente defensor, y más allá del oportunismo criticado por sumarse a la polémica, ha propiciado que la clase política francesa tuviera que implicarse en la causa democrática, en un país donde viven cinco millones de musulmanes. Desde el atentado del 2011, con escolta, “Charb” tenía claro que renunciar a publicar viñetas de Mahoma era un retroceso imperdonable, y que al igual que se hacía con otras religiones, la cristiana por ejemplo, no era por difamar, menos en un país como Francia, Llico y alejado de las sociedades teocráticas donde el integrismo islámico impera, sino por aferrarse a un derecho que algunos no entienden. DEP, “Charb", y las otras víctimas.

*Publicado en La Revista 8/01/2014

Envolturas de silencio

E l invierno envuelve cada rama entrelazadas entre sí por el frío y la niebla que lo atrapa todo en un escenario de aventura. Todo es ...