Arantxa Mallou, Santiago, 22 años, deportista
José Paz |
Mide sus horas como si fuera el más lujoso de sus tesoros, tal vez porque así es posible exprimir la vida un punto más allá de lo razonable. Amable, sencilla, y positiva. Arantxa Mallou se entregó a la medicina por la afinidad que supuestamente buscaba en su pasión por el baloncesto, y se encontró con un dilema, “cada vez me gusta más la medicina en sí y no por la vertiente deportiva, que era lo que en un principio perseguía”.
El Pabellón de los Remedios a hora punta es como una pequeña ciudad por la que transita una multitud. A Arantxa, que lleva dos años jugando en el equipo del pabellón, la reconocen muchos, y algunos se extrañan de verla en un look tan alejado de lo deportivo. Hoy le toca lucir palmito, exaltar sus otras virtudes que las tiene y muchas. Rápidamente se entrega a la sesión de fotos como si fuera una de entrenamiento, y eso es de agradecer. Aunque, de entrada, reconoce, como todos los deportistas, que ella lo de posar no es lo suyo. Servidor descubre en ella tablas, un buen perfil en cámara, y seguro que aquí, como en todo lo que toca lo hará bien. Y es que con modelos así uno repite siempre.
*Publicado en La Revista 17/11/2013