30 oct 2013

La chapa de Lou Reed

De Opinión


Lou Reed no ha muerto, en realidad, y eso que la ciencia lo salvó varias veces, lo estaba ya hacía una eternidad.
 Lou, icono de generaciones, encarnó lo oscuro, el lado transgresor del niño caprichoso, el inconformismo como actitud, la plenitud de vivir un momento in crescendo, el de la factoría Warhol, a partes iguales portento y dominio del negocio. Warhol le dio cuerda a la Velvet Underground que abrió el abanico del rock como si fueran porciones. Tal vez su lado más salvaje fuera ese, el del entorno Warhol –un hervidero–, mundo parejo al que desvela John Waters en todas sus películas, pero aquello fue hace medio. Una época donde cada día era una puerta a la acción y él se disponía a la aventura, a la acción transgresora y poco recomendable. El almanaque del tiempo fulminó sus páginas. “Transformer”, “Rock And Roll Animal”, “Coney Island Baby”, “New York”, son vinilos- de cuando estos se compraban con pasión y esfuerzo- que adornan desde entonces las estanterías de las mejores familias.
 Uno que no vivió el concierto de Moscardó de los 80, jamás podrá olvidar la descripción de quien sí lo vio; de flipar. El mítico Lou a caballo de todos sus vicios apuntándose a una espantada más digna de Rafael de Paula que de un potro salvaje. Nunca fue maldito, ni un músico de mayorías aunque sus fans fueran muchos y su popularidad inmensa; aprovechó bien la marca de su ciudad: él era el poeta de Nueva York. Sus canciones atormentadas, sus temáticas prohibidas quedaban como dios en una música resolutiva de sello inconfundible, pero no hablamos de un Neil Young, Bowie o un Bob Dylan….
Servidor se pasó media adolescencia con una pegatina en chapa del “Coney Island Baby” pegada a su cazadora vaquera. Era como un ejercicio de afirmación de añorada modernidad, Hacía mucho tiempo que no escuchaba sus canciones; de cuando en vez, cuando el cuerpo parecía sólido, le he ido regalando alguna como perlas sueltas. A inundarse la red de registros, como si fuera un tenderete de patio de vecinas, lo he intentado con alguna de esas baladas crudas –incluso he mirado la chapa de soslayo–. Nada, imposible, para mí hace mucho que él y sus circunstancias ya no están. Bye, bye, Lou.

*Publicado en La Región 30/10/2013

29 oct 2013

Miradas moi íntimas #Adelaida Vidal #Moda

De Moda

Adelaida Vidal, 27 anos, A Coruña, actriz e escritora



José Paz






 Miradas furtivas, miradas descaradas, miradas compartidas, tamén recreadas. Hai persoas que saen da casa para que as vexan; outras que perseguen as miradas e ninguén o fai. Corpo sedución, xente que se move para seducir á persoa amada. Convén lembrar que a maneira de vestir é a maneira que temos de significarmos co exterior. “Olladas”, a novela de Adelaida Vidal, gañadora do premio Risco de literatura fantástica vai de todo iso e moito máis, por que as novelas, como a vida hai que pescudalas e vivilas.
  A coruñesa, de corpo miúdo e áxil, é unha moza calma e sensible. Non hai moita distancia entre a autora literaria e a persoa. Ven de negro por que lle gusta esta cor, hoxe ela quere ser mirada como as personaxes da súa novela. De mirada pétrea, garda un punto de misterio como quen esconde algo. Na sesión incidimos na escuridade, nese punto misterioso que posúe e que de cando en vez zumega coa forza dun mar de fondo, é cuestión de seguir o fío e agardar o impacto.

*Publicado en La Revista 27/10/2013

Romasanta, el sacauntos #Iconos#Romasanta

Iconos

Foto: José Luis López Vázquez, 1971.
Película: "El bosque del lobo", de Pedro Olea.


José Luis López Vázquez

  Finales de junio de 1850. Un ser siniestro y manipulador trenzaba sus últimas tropelías. La víctima, José, de veintiún años, e hijo de madre soltera, o de padre desconocido, como ustedes prefieran. Vestía capa larga y amplia, de color castaño y paño corriente, recién comprada; dado su origen, un verdadero lujo.
  En aquel Ourense al pie de la Sierra de San Mamede, los trayectos hacia Castilla brujuleaban en dos direcciones y ambas pasaban por Ponferrada, para bifurcarse después hacia la costa o hacia el interior; Portugal y América, eran otros destinos bien recurrentes. Manuel Blanco Romasanta (Regueiro, Santa Olaia de Esgos - Ceuta, 1863) como “quincalleiro” ambulante conocía bien aquellos caminos, comunes a segadores y afiladores. Ambos emprendieron, al menos en lo teórico, destino hacia Santander. Antes Romasanta cortejó a la madre. Entre Rebordechao, en Vilar de Barrio, escondite del ambulante y Castro de Laza, lugar de la cortejada, las distancias a lomos de un borrico eran salvables, tanto que a él le veían por allí casi a diario.
El propósito de Romasanta era llevarse a los dos, madre e hijo, hacia tierras prósperas, donde el sacamantecas desde el año 1843 había derivado a un buen número de mujeres y vástagos, pobres e incautos, quedándose con sus voluntades y pertenencias. Se tuvo que conformar con el hijo, la madre iba mayor para esos trotes. A Romasanta lo vieron regresar, días después de su marcha, lustroso y con la capa a la espalda, para revenderla al párroco que le prestaba el borrico. Lo que se descubriría después de tanto tocomocho cruel, tras su detención en Nombela, Toledo, denunciado por compatriotas conocedores de sus andanzas desataría el asombro y una leyenda imborrable. Sería juzgado en Allariz y sentenciado a garrote vil, un año duró el juicio; la pena sería conmutada a instancias de Isabel II.
  Durante años Romasanta vendió ungüentos de grasas cuya procedencia fuera probablemente de origen no animal. En el juicio, que duraría casi un año, se aferró al cuento de la licantropía y la mutación de que era víctima, igual que antes embaucó a sus víctimas –trece- con un futuro próspero en Santander, destino al que el sacamantecas nunca llegaría;  tampoco sus víctimas.

*Publicado en La Revista 27/10/2013

20 oct 2013

La verdad y los golpes #Moda#

De Moda

Ramón Quintas, 35 años, Maceda (Ourense), bombero.

José Paz





Decía el poeta mexicano Amado Nervo que “Si vivir es soñar, hagamos el bien soñado”. En el periplo vital uno se llena de descartes como si la vida fuera una gran partida, que lo es, y elige, pero siempre le quedarán las dudas. A Ramón Quintas el sueño le llegó tarde, a destiempo, pero firme y con la intensidad del primer amor. Ramón es bombero, una profesión plena de disciplina y donde la convivencia es un ejercicio más, “si convivir en pareja es duro, imagínate hacerlo con 13 personas a la vez”. Pero se consigue, “es cuestión de ceder, cada uno un poco”; como la vida misma.
El de Maceda aún sigue pletórico, orgulloso de su reto conseguido y se nota, su sueño, al margen de su familia y su profesión, el boxeo le ha hecho mirar a sus 35 años por el retrovisor del tiempo. Aunque conoce cuáles son los límites que ya no están, igual que reconoce que la medalla de Belfast, en la competición entre bomberos y policías, es mérito suyo y de sus entrenadores, Míguez y Nóvoa. La sesión, a pie de ring, para que se reconozca; los sueños, en Estados Unidos 2015.

*Publicado en La Revista 19/10/2013

La mirada del poeta #Iconos#Toni Catany

Iconos

Imagen: Soñar en Dioses.

Autor: Toni Catany, 1991


Toni Catany

   La fotografía se nutre de silencios, de sensibilidad y estética, aunque el alarde tecnológico presuma de ruidos y apuntale sonoridad en los ecos. Toni Catany Llucmajor, (Mallorca, 1942-Barcelona, 2013) era un ser de una sensibilidad y estética excepcional, a la que supo envolver en una autoría bien reconocible. Fotógrafo también de otro tiempo, su mirada lo delata. Su visión de la luz mediterránea y su apego a unas culturas ricas y vetustas. No sólo su mirada se nutría de antigüedad, también el clasicismo de su estilo, bodegón, retrato y paisaje; y su querencia a las técnicas antiguas, el calotipo, la Polaroid transferida.
Sus naturalezas muertas le abrieron muchas puertas en los setenta; él las nutría de luz y color y las alejaba de la cursilería. Trasladaba a la imagen el decadente proceso de la putrefacción de la naturaleza como un proceso estético más, el sabio deterioro de la vida como un tránsito de melancolía. Abordó el difícil tema del desnudo masculino, “Soñar en Dioses”, su trabajo de inicio de los noventa es una obra de una majestuosidad desbordante, anclado en una atemporalidad a prueba de miradas furtivas. Su estudio del cuerpo humano nos remite a los antiguos estudios de anatomía y a la escultura griega que él tan bien evocaba. Sus fotos plenas de pinceladas pictóricas no incidían en lo anacrónico, ni en miradas relamidas, eran muestras, y lo siguen siendo hoy, de pura modernidad.
  Su transitar de “Obscura Memoria” fue un paseo glorioso por la mediterraneidad que era su propia casa, probablemente su trabajo más ambicioso y querido, y de los mejor conseguidos. Grecia, Egipto, Túnez, Libia, Siria, respiraban en sus fotos como si fuera su casa, su enriquecido y viajado mundo interior emergía primoroso entre vestigios de rica antigüedad cargados de silencios e inquietud amparados en su particular estilo y exquisito dominio de unas técnicas aferradas a lo antiguo.
  Catany ha sido un autor muy celebrado en vida, con infinidad de premios, entre ellos el Nacional de Fotografía de 1991. Es probable que su desaparición retroalimente ciertos ecos y merecidos homenajes como es costumbre. Uno se quedará para siempre con la lección de sensibilidad y sentir poético en una obra detenida que se alimenta del sosiego.

*Publicado en La Revista 20/10/2013

15 oct 2013

Alma muy punk#Moda#Lucía Sánchez

De Moda

Lucía Sánchez, A Coruña, 35 años, actriz.


José Paz





Es probable que si todos mirásemos dentro, si hurgáramos un poco más allá de la superficie actual, descubriríamos pliegues sobre nuestra piel en los que casi ni nos reconocemos, imágenes que como si fueran pecios abandonados somos incapaces de aflorar a la superficie. Son como sueños que crecieron junto a nosotros hasta que decidimos ganarle la partida e independizarnos.
A la gente del teatro, comediantes cuya piel se acostumbra a sumar corazas de vida, le gusta sumarse a la reflexión en voz alta. Lo hacen por ellos y por nosotros, desde tiempo inmemorial. Lucía Sánchez es una de ellas, desde que era niña y se aupaba sobre las puntas de los dedos de los pies y giraba como si su cuerpo fuera el mejor de los ejes. Hoy sigue, no como bailarina, aunque en el teatro se aprovecha todo lo que sea digno de incorporar a la representación. Insiste en marcarse un look en el que le cuesta meterse, todo papel exige tiempo; también se enmascara en un segundo, éste más chic que la vuelve mucho más guapa. Con ella toca una sesión especial, porque se lo curra y a uno no le queda más que seguirle el paso. Para que luego se atreva a meterse con las lecciones de los titiriteros.

La modelo y sus amantes #Iconos# Jerry Hall

Iconos

Imagen: Mick Jagger y Jerry Hall
Autor: Norman Parkinson, 1981

Norman Parkinson


 El rock y el universo femenino se han inspirado en mil y una canciones, pero pocas mujeres pueden presumir de ser ellas la protagonistas de más de un hit. La modelo Jerry Hall, todo un icono en los 70, sí. Destinataria de canciones tan conocidas como “Kiss and Tell”, de Roxy Music o “Miss you”, de los Rolling Stones. Al margen de su belleza y notoriedad, la tejana se dejaba caer por los clubs más movidos de Nueva York, el Studio 54 y el Club 21, y ellos, siempre tan atentos, pasaban por allí.
  Jerry Hall fue portada del quinto disco de Roxy Music, “Siren”(1975), una imagen misteriosa de una sirena arrastrándose por las rocas. Bryan Ferry, un gentleman de aspecto impecable y voz seductora, le lanzó la propuesta. Ella tenía 19 años, él 30; su noviazgo se hizo sonado. La banda vivía un momento de plenitud; “Love is a drug” sería el primer hit en USA. Jerry Hall ,que llevaba ya dos años en Europa, era muy conocida, había protagonizado numerosas portadas de Vogue con fotógrafos como Helmut Newton, Norman Parkinson o el japonés Hiro.
Todo iba viento en popa hasta que apareció en la escena todo un robacorazones, Mick Jagger; casi nada. Cuenta la modelo en su biografía, “Jerry hall´s tall tales”, que se conocieron en Manhattan, en 1976, en una cena a tres, de la que Bryan se acordará toda la vida. Oficialmente la relación con Mick no tendría lugar hasta 1977. Bryan nunca reharía su amistad con la modelo, incluso dejaría sonadas pistas de su dolor en su obra con canciones como “Cry, cry, cry”.
  Jerry Hall se uniría a la vida de Mick Jagger en 1979; ambos tendrían cuatro hijos, Elizabeth, James, Georgia y Gabriel. La vida junto a una estrella del rock de amplio espectro como ha reconocido la exmodelo ha sido compleja, y eso que ella lo alejó en la medida de lo posible de las múltiples adicciones de las que fue víctima. Fueron pareja modelo durante veinte años, y fue precisamente otra relación la que dio al traste con un matrimonio icónico por excelencia, en 1999 se hizo oficial que el cantante había tenido un hijo, el séptimo, con la modelo brasileña Luciana Morado. Si bien es cierto que la noticia que en la época resonó con gran estruendo y motivo de divorcio; la pareja nunca ha dejado de tener una relación cordial, nada que ver con el rencor de Bryan Ferry.  

*Publicado en La Revista 13/10/2013
 

6 oct 2013

Estilo diseñado#Moda#Janet Schulz

De Moda



José Paz




Janet lleva anclada al mundo de la moda muchos años, primero como modelo, también como estilista, en los últimos años con su propia firma de accesorios y complementos, en donde ha conseguido metas, la de más notoriedad la de la pulsera que marcó el temple del bueno de Vicente Del Bosque durante la victoriosa Eurocopa, pero eso son anécdotas, apuntes en la biografía de una diseñadora que no iba para esto, o sí.
Y es que esta viguesa de ascendencia alemana se formó en Químicas y Ciencias del Mar, profesiones que desarrolló durante un tiempo –escaso- hasta distanciarse entre ambas, son cosas del destino. Como de lo aprendido nada se pierde, es ahora su propia formación la que le permite manipular de principio con conocimiento de causa sus propios materiales.
Con Janet establecemos un remake de sí misma, mirándose a la modelo que fue, y por lo que servidor percibe, conserva
 muchas cosas.

*Publicado en La Revista 6/10/2013

El guerrero del aerosol #Iconos#Juan Carlos Argüelles

Iconos

Imagen: Juan Carlos Argüelles, El Muelle




Las paredes de la historia están llenas de inscripciones. La intención humana es trascender al pensamiento. De las cavernas al muro de Berlín, de los miliarios a las aras, de las calles de París a Nueva York; el hombre ha tratado siempre de simbolizar en un trazo lo que en el fondo son sus aspiraciones,
  De la sobrevalorada movida madrileña salieron personajes, no sé si mayúsculos, al menos sí singulares, héroes de asfalto que palpitaban al calor de un riff de guitarra o una batería baqueteada sin ton ni son; con ganas de comerse el mundo, aunque fuera a mordiscos. Entre todos, uno menudo, de militancia siniestra y punk, Juan Carlos Argüelles, El Muelle, del barrio de Campamento, que se construyó para sí un logo simple, naif, que a fuerza de repetir su grafiti de firma escrita en paredes y vallas (incluso en el pedestal del Oso y el Madroño, por lo que fue detenido y llevado a juicio, dando lugar a un surrealista encuentro entre él y el fiscal, como rezan las crónicas de la época –Roger Salas en El País, 1987- y  multado con 2500 pesetas) quedará para la retina de la historia.
   Su grafiti alargado letra a letra en un solo trazo y subrayado con un tirabuzón en muelle y punta de flecha se hizo tan reconocible como la Cibeles. Pintó a spray de manera frenética como quien conquista el territorio, evolucionando en colores, sombreados y efectos, pero siempre con su inconfundible estilo. Lo ejecutó durante trece años, de 1980 a 1993, en Madrid y provincias; hasta Xinzo de Limia llegó su Muelle, mote de barrio por sus correrías infantiles, la incursión de un muelle en la amortiguación de la bici.
  La publicidad fagocitó su diseño, la propia Comunidad de Madrid que lo persiguió, también. Él los denunció y registró su logo. Se hizo muy famoso, un adelantado a otros como Bansky, el adalid del street art al calor del mercado del arte; los del Muelle eran otros tiempos. Acudió a una edición de ARCO de la mano de la galería Estiarte. En 1993 dejó de estampar su icono al considerarlo gastado, dos años más tarde, un fulminante cáncer le arrebató su ímpetu.
Hoy su logo de diseño, aquel que imparablemente repitió con nocturnidad y entrega durante años, ya no queda, su grafías se diluyeron ante la acción de la brigada de limpieza y el tiempo.

*Publicado en La Revista 6/10/2013

Envolturas de silencio

E l invierno envuelve cada rama entrelazadas entre sí por el frío y la niebla que lo atrapa todo en un escenario de aventura. Todo es ...