29 may 2014

Al galope después de dormir la siesta #Moda#Lucía Regueiro

De Moda

Lucía Regueiro, A Coruña, actriz y presentadora.







Dice su curriculum que, además de actriz, es copresentadora de Luar, el totémico programa televisivo que como el dinosaurio de Monterroso ya estaba ahí, incluso antes que el propio Gayoso. Pero “las copresentadoras de Luar somos flor de temporada”, comenta Lucía Regueiro, una coruñesa de cuerpo entero, a la que descubrimos una tarde de lluvia impertinente, tanto que nos impide verla cabalgar a lomos de su yegua, una pena. La verdad es que si la opinión de servidor sirviera para algo, que lo dudo, entre esta actriz vivaracha y locuaz y Gayoso, no hay colores que medien.
La interpretación, la improvisación son lo suyo; dos cambios de ropa en medio de la campiña con una lluvia incesante, sin paraguas y sin lamentos, dan muestra de voluntad y arrojo.
Alegre, “depende del día”, optimista, siempre; la sesión, en un paraje alejado y bello, rezuma capricho pero no lo es tanto, “la gente tiene una imagen de mí como muy de ciudad, pero también el campo y los caballos forman parte de mi vida”. Y así, del mismo color, “verde esperanza”, quiere ver el futuro, con mucho porvenir, y si no es sobre Luar, que al menos sea sobre un escenario, de ficción y mucha vida. 

*Publicado en La Revista 25/05/2014

27 may 2014

Philip Roth lo deja todo #Iconos#Philip Roth

Iconos

Imagen: Philip Roth



Uno se lo imagina cuan ilustre jubilado cerrando página. Pero no es uno más, ni su pluma una cualquiera, Philip Roth ha dicho basta, 81 años son suficientes, al menos para la escritura. El de Netwark, uno de los cuatro escritores vivos más importantes -según Harold Bloom-, ya había anunciado en 2010 que “Némesis” sería su última novela, renuncia  ahora también a la vida pública además de la escritura.
Para el autor de “American Pastoral”, de 1997, que le supuso un premio Pulitzer, y quien haría de Netwark un universo propio al igual que García Márquez con Macondo, la escritura toca a su fin. Lo ha dicho en la BBC, en la que se presupone, si damos fe a sus palabras, que tampoco aparecerá nuevamente en público. En 2012, cuando le dieron el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, dijo lo mismo, en la que supuestamente también iba a ser su última entrevista para el New York Times, anunciaba que la escritura era cosa del pasado. “Estuve sentado durante un mes o dos intentando pensar en algo más y pensé que quizá había terminado”, le contaba al rotativo norteamericano. También incidía en el relato, cómo era el estrés que le producía la idea de moldear una nueva historia. No fue una decisión fácil, antes de tomarla había releído sus propios libros y los de sus admirados Conrad, Hemingway y Dostoyevski.
Philip Roth perfila desde entonces su biografía para Blake Baley, elegido por él; también varios documentales versan sobre su persona, alejados eso sí de su vida privada, la que nutrió su obra. Escribir sobre sí mismo fue un ejercicio que aprendió de su mentor, Saul Bellow, lo que le encaminó a no pocas polémicas y escándalos, como el primer relato escrito para New Yorker, que desató las iras de la comunidad judía a la que pertenece. También “El Mal de Portnoy”, de 1969, que al margen de la gesta referencial para la literatura anglosajona, supuso un gran escándalo entre los suyos, al abordar temas de su recientemente fracasado primer matrimonio; entre los damnificados, sus propios progenitores. La relación con su padre no era buena, llenó el libro de detalles soeces y crudos en primera persona. Sin embargo, lo que más preocupó a su madre no era la provocación por el mismo, si no la arrogancia de la propuesta. Era el inicio.
*Publicado en La Revista 25/05/2014

19 may 2014

En el papel del otro #Alexandro Valeiras#Moda

De Moda

 Alexandro Valeiras, Ribadavia, actor.









José Paz







Reconozco que muchos de los actores con los que me he tropezado son seres inquietantes, por aquello del papel en que te los vas a encontrar. Admirable esa capacidad de alumbrar vida, no una, sino múltiples o las que el cuerpo sea capaz. Tan sólo el escritor a través de la novela es capaz de generar algo parecido, personajes en otro cuerpo que no es el suyo, y eso es fascinante.
Gasta Alexandro Valeiras cuerpo y rostro de galán de ficción, de los otros ya no quedan, y se muestra pasional por todo lo que toca. Del Derecho que estudió, le quedan los recuerdos y el título, como si el papel sirviera para algo.
Aunque ha hecho de todo, el teatro es su mundo. “Soy un adicto a los escenarios, me encanta el contacto con el público”, dice, por ello su mayor “disgusto” es cuando se ha encontrado con gente que en su vida ha pisado un teatro, “Cualquier actitud es respetable, pero con lo maravilloso y gratificante que resulta que alguien te cuente una historia”. Cuando estaba en el Teatro Real siempre regalaba una entrada a quien no hubiera ido nunca.
Luce un cuerpo cuidado y de gimnasio, más allá de coqueterías, “el cuerpo es la herramienta del actor y tiene que estar a punto”.
A pesar de los años vividos fuera, en Madrid, la morriña y los recuerdos de los suyos, en Ribadavia, le persiguen, tal vez, porque ellos -vinculados unos a Abrente, otros a la Mostra- son responsables del veneno.
La sesión, un lujo, tan sólo hay que dejarse llevar y estar atento.

*Publicado en La Revista 18/05/2014

13 may 2014

Como un caballero #García Bragado#Moda

De Moda
David García Bragado, Oviedo, 42 años, promotor de imagen.



José Paz









Hay expresiones sin vuelta, o eso parece. Cajón de sastre -uno imagina un escenario prolijo en utensilios y utilidades- es una de ellas, todo el terreno que la define es confusión, un territorio donde se presupone que todo es válido.
A David García Bragado, un caballero de los pies a la cabeza, lo del sastre le viene por vena, tanto que lo suyo es ordenar cualquier desorden premeditado. Dispone cada prenda con cuidado y mimo, con doctrina, lo suyo es puro estilo. Ingeniero de minas reconvertido, ha hecho de la moda de caballero una seña de identidad y de elegancia, y se dedica a predicarlo a los cuatro vientos. Como promotor, consultor de imagen y estilo, es un libro abierto, no hay detalles que puedan quedar fuera de juego; como tiene que ser. Viste con igual elegancia un traje caro que uno barato, y su filosofía en el vestir es simple, “el hombre tiene algo dentro, que hay que saber expresarlo”, esa es mi función.
Es simpático y un caudal expresivo sin tregua, con una voz solemne que te espabila aunque no quieras. La sesión, a las puertas del centro comercial donde presenta un libro. ¿Se imaginan sobre qué?

*Publicado en La Revista 11/05/2104

12 may 2014

Un café lleno de vida #Café Lehmitz# Anders Petersen#Iconos

Iconos

 Foto: Lilly and the Rose-cavalier, 1967.
Autor: Anders Petersen.

Anders Petersen.

Un remanso de paz y tranquilidad, sin duda. El Café Lehmitz, en el Hamburgo portuario de los sesenta, era lugar de encuentro entre aquellos que aspiraban a un afilado rápido en el cuchillo de la vida. Prostitutas, buscavidas, noctámbulos del porvenir, personajes con el sexo en una mano y la procura del elixir en la otra. Las paredes del local, con rotos visibles, estaban casi tan sucias como el propio suelo pisoteado; algún cuadro respiraba a media altura sin esperanza ni atención. A lo largo de la sala, entre mesas dispersas y bancos de respaldo donde los clientes podían reposar y sentir su intimidad imaginaria, una máquina de futbolín y otra de cigarrillos. Tras una inmensa barra repleta de taburetes, el compartimentado estante lleno de botellas expuestas completaban la escena.
En el local había sonoridad y desenfreno, cada cliente sabía a lo que iba; de cuando en vez, alguien arrojaba unas monedas sobre la juke box de la entrada y se trenzaba un baile lleno de parejas de ultratumba; también había peleas, que como la improvisada melodía de algún que otro cliente se ejecutaba con total naturalidad. Hasta el portuario café de submundo, un tugurio lleno siempre de personas gustosas de decantar la vida a lametazos, en 1967, se aproximó un joven sueco, cámara en ristre hecho en la naturalidad del retrato de ambientes turbios; hacía poco que había llegado a la ciudad dispuesto a aprender el idioma. Anders Petersen, discípulo del memorable documentalista sueco Christer Strömholm, se dejó caer y allí, con aquella tropa del fin del mundo, se implicó durante más de tres años. Con sus fotos, las primeras surgidas al azar, así lo cuenta, pues su cámara, quedó olvidada en una de las mesas y corrió de mano en mano de clientes que se fotografiaban entre sí, hasta que a la vuelta se anunció con una misión precisa: “Yo podría hacerlo mucho mejor”, no pretendía establecer discursos morales, ni despertar compasión, ante aquella troupe de románticos descarriados, transexuales, lesbianas, alcohólicos, prostitutas que hurgaban con sus dedos en los estertores de la vida, tan sólo pretendía documentarlo y dejar para la posteridad un legado igual de crudo que sincero. Cafe Lehmitz, su obra, quedó plasmada también en un libro imprescindible.

*Publicado en La Revista 11/05/2013.

5 may 2014

De la cabeza a los pies #Ana Puente #Moda #La Revista

De Moda

Ana Puente, actriz, 39 años, A Estrada


José Paz






Con los ojos abiertos los sueños son más estupendos; imposible idealizarlos más que cuando los tienes delante.
Uno se imagina que en el discurrir de las horas, kilómetros de por medio, el tiempo cambie; lo hace, hasta luce el sol a ratos, como queriendo mostrar disconformidad con tanta grisura y agua.
Pontevedra es lo más parecido a una dama a la espera, con ganas de lucir belleza, brindando la mano en busca de partenaire. Allí nos citamos con Ana Puente, una estradense que vive en Poio, atalaya desde donde se divisa todo, también las rías.
Ana es una actriz polifacética -así se confiesa- canta,“Tengo que potenciarlo más”, actriz de teatro, cine, “El músical es el espectáculo ideal para mí”. A Ana la encontramos alegre, dispuesta y con muchas ganas de hacer cosas. La escuela de Luar y el maestro Gayoso es lo que tiene; ella aprendió allí. “En Luar aprendí a trabajar en equipo, Gayoso es un gran maestro”. Todo aquello le dejó un gran poso, ahora su mayor reto -entre otros- pasa por grabar un disco y montar su propio grupo, sin olvidar el teatro y el cine. La sesión, con más bríos que si fuera modelo. 



*Publicado en La Revista 4/05/2014

El poeta que hablaba con Dios #Blas de Otero #Iconos

Iconos

Imagen: Blas de Otero (Bilbao, 1916- Madrid, 1979) 

Blas de Otero
 Alzo la mano y tú me la cercenas. /Abro los ojos: me los sajas vivos. /Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas”. Todo poeta es una especie de faro, una luz a la que aferrarse para no perderse en la inmensidad. Blas de Otero nació en Bilbao, en una familia bien que se fue a menos. Desde muy joven se vio obsesionado por la muerte -lo vivió en carne propia, primero su hermano mayor, después su padre-; su naturaleza alegre se dio a la fuga, su estabilidad emocional también. Las crisis nerviosas lo golpearon seriamente, Dios y la religión se volvieron amarre para mantenerse en pie. Su poesía en aquellos primeros años (1933-1944), la del grupo “Alea” se llena de religiosidad y mística; lo mejor estaba por llegar, también lo más duro.
  La vida le dio un trueque, de un volantazo mandaría al traste sus creencias; al igual que otro poeta inquieto de muchos años más tarde, Leopoldo María Panero, su vida se llenaría de crisis que le harían por un tiempo carnaza de psiquiátrico, en Usúrbil. La acción le llenaría sin embargo de reacción poética, la creación artística se volvería la mejor terapia. En aquellos años vería la luz su gran obra existencial, la que da pie a estas líneas, “Angel fieramente humano” (1950), la verdaderamente válida. El poeta se atrevía a interrogar a Dios, a tratarlo de tú a tú, a la procura de un diálogo desquiciado. Su poesía se vuelve efectista, visual, elaborando imágenes que sólo a través de la vista se debieran vislumbrar. “Mi reino no es de este mundo”, en referencia al dolor de la humanidad y en clara ruptura con las creencias religiosas que durante mucho tiempo le habían acompañado. Deja de ser hombre para llenarse de los otros, los que sufren y a los que quiere brindar la palabra. Su gran obra quedó escrita muy rápido, sus planteamientos religiosos cargados de angustia vital no fueron bien vistos, se le negó el premio Adonais; su poesía más social, “Pido la paz y la palabra”(1955), “Que trata de España”(1964), fue cercenada por la censura. Practicó una intertextualidad sin complejos, llena de homenajes -Whitman, Quevedo, Góngora, San Juan de la Cruz; o directamente de la Biblia. Al final se vuelve íntimo, nunca fue otra cosa.

*Publicado en La Revista 4/05/2014

Envolturas de silencio

E l invierno envuelve cada rama entrelazadas entre sí por el frío y la niebla que lo atrapa todo en un escenario de aventura. Todo es ...