2 jun 2013

Y Dios creó a Brigitte Bardot #Iconos

Iconos

Imagen : Brigitte Bardot

Autor: Sam Lévin, 1967

Sam Lévin

Si la belleza fuera enigma, Brigitte Bardot, allá por los 50-60 tendría todas las claves. Hubo una época en la que esta parisina eterna se convirtió en musa planetaria, una especie de cariátide terrenal sobre la que recaían todas las miradas, nada que ver con esa otra Brigitte, radical defensora de los animales y racista de todas las causas, que nos ha tocado vivir.
  Uno la imagina en “Y Dios…creó a la mujer” (1956), de su primer partenaire, Roger Vadim, tendría tres más, Jacques Charrier, Gunter Sachs, y Bernard d’Ormale, infinidad de amantes, la prensa de la época le contó hasta 42, algunos muy sonados como Jean-Louis Trintignant, o el músico Gilbert Becaud, que más tarde la abandonaría y ésta cometería un sonado intento de suicidio, que no sería el único porque la gloriosa Brigitte a lo largo de su vida se tomaría también sus amoríos muy a pecho. “El desprecio” (1963), uno de sus papeles más dignos, de Jean-Luc Godard, en el que aparece Fritz Lang, con el cuerpo de la parisina en su máxima expresión; en “Viva María”, a la par de Jeanne Moreau (1965); “Shalako” (1968), junto a Sean Connery.
   En 1958, después de filmar “Ladrones al claro de luna” de su ex marido Vadim el Vaticano la declaró como “la encarnación misma del pecado” y es que aquel cuerpo en proceso de destrucción planetaria estaba provocando estragos. En “El amor es mi oficio” (1958), su fama se aceleró, no por labores interpretativas, sino por desprender sus posaderas de prendas y aparecer cono una gloria desnuda. Su acción la catapultó como una sex-symbol en la Francia del momento, en España, donde filmó ese año la película de Roger Vadim, las damas franquistas pedirían su expulsión bajo la acusación de tomar el sol sin ropa en la playa de Mijas.
  En 1968, tras otro matrimonio que le hace aguas, el del magnate Gunter Sachs, Bardot se enrola en el barco de los amoríos de Serge Gainsbourg, músico de amplio espectro a la par de bohemio y seductor. Juntos elaboran una versión de “Je t´aime moi non plus”, que ni ella misma se atreve a que vea la luz, la conocida es de Jane Birkin.
Aunque es cierto que a los 40 años abandonó su carrera artística, para iniciar otra inclasificable, su imagen seguirá ligada para siempre a un referente sexual y a un paradigma indiscutible de la seducción.

*Publicado en La Revista 2/05/2013

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