ICONOS
Imagen: 24 de noviembre de 1963, Lee Harvey Oswald recibe un disparo en la jefatura de policía de Dallas
Autor: Bob H. Jackson
Bob H. Jackson |
Jack Beers |
"Eres un hijo de puta”. En las cocheras de la jefatura de policía de Dallas repletas de público apenas nadie escuchó semejante afirmación cargada de intenciones, Jack Beers sí, sin dar crédito a que ese que se colaba por su derecha empuñaría la pistola que descerrajaría el estómago de Lee Harvey Oswald, detenido por el magnicidio de John F. Kennedy; algo que ni la comisión Warren fue capaz de aclarar. Pero a Lee le vieron allí, en el sexto piso del depósito de libros, desde donde se disparó un rifle con mirilla telescópica.
Jack Beers del Dallas Morning News disparó instintivamente su cámara binocular al paso del reo Oswald, disparo contra disparo, a la par del revólver de Jack Ruby quien se había enterado del traslado a la prisión del condado de quien dos días antes en un día histórico para Dallas, la visita de un presidente electo, había acabado con la vida de JFK.
Incrustado en el grupo de caravanas que acompañaba al presidente figuraba Bob H. Jackson, el mismo que aquella mañana aguardaba a la par que Jack Beers la salida del reo. Bob , de 29 años, era un joven fotógrafo del Dallas Time Herald, quien tras escuchar el estruendo de los disparos desde la caravana presidencial donde se encontraba el día del magnicidio, un inoportuno cambio de película le impidió fotografiar el lugar desde donde percibió la presencia del rifle, el depósito de libros de la biblioteca, allí detuvieron a un nervioso Oswald.
Dos días más tarde Bob no falló, disparó su cámara réflex seis décimas de segundo después de la de Beers, a la par del sonoro estruendo provocado por Jack Rudy, hombre de la noche y de los negocios turbios quien siempre negó que su acción fuera premeditada. Beers abandonó las cocheras de la policía de Dallas instantes después de que una ambulancia trasladara a un Oswald malherido, a Jackson le indicaron desde la dirección de su periódico que se quedara una larga hora y media más. La emoción del editor de Beers al ver el resultado de la prueba le hizo soñar con el Pulitzer, y rápidamente la lanzó a otros medios, fue portada de la revista LIFE. El mismo Beers se creyó ganador del premio pero algo falló, algo inesperado se cruzó en su destino; la imagen de Jackson recogía no solo el instante de los disparos sobre Oswald sino que además reflejaba con inusitada viveza el dolor visible del instante.
El duelo por la noticia, el singular encuentro entre dos fotógrafos se estaba decantando hacia uno de los lados.
Jackson se haría con el Pulitzer y la gloria. Jack Beers se sumiría en una desesperada depresión que lo llevaría a la muerte. Jack Rudy moriría de cáncer en la cárcel y las sospechas sobre todo aquello que rodeaba al magnicidio nunca cesarían.
*Publicado en La Revista 3/02/2013
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