Imagen: Sylvia Kristel, 1973
Película: Emmanuelle
Sylvia Kristel |
Los setenta, tiempos de apertura y de liberación sexual, se llenaron de reclamos sexuales a golpe de celuloide. Con Sylvia Kristel (Utrech, 1952; Ámsterdam, 2012) los productores acertaron de pleno, su personaje Emmanuelle en el papel de liberada esposa de diplomático en destinos exóticos cargo la líbido a más de 300 millones de europeos allá por el año 73. A Kristel, modelo inconformista y rebelde, cuando le plantearon la posibilidad de hacer una película erótica a rodar en Tailandia le entraron las dudas y fue su primer marido el escritor belga Hugo Claus quien le animó, con toda seguridad la película nunca vería la luz en Holanda y así tampoco la verían sus padres. Craso error.
A Sylvia, cuya filmografía alcanza el medio centenar de películas, le persiguió la sombra de Emmanuelle de por vida; durante 13 años consecutivos se proyectó en un cine de los Campos Elíseos. Emmanuelle encendió la bombilla del negocio a muchos productores. El momento era propicio, a la revolución sexual y la contracultura de la época se une la liberación de la mujer que veía en el personaje de la joven de aire afrancesado y pelo corto el prototipo de mujer ambigua que perseguía su independencia corporal.
Emmanuelle fue un vendaval para Sylvia Kristel. Aunque su producción tiene otros títulos tan conocidos como "El amante de Lady Chatterley", o "La primera lección" nunca alcanzaría el éxito de su primera película. Su segundo matrimonio con Ian Mcshane, quien le prometió relanzar su carrera en los Estados Unidos, la sumió en un proceso de hundimiento y adicción a las drogas que al margen de lanzarla al abismo le llevó a tomar decisiones tan equivocadas como vender los derechos de "La primera lección" de Alan Myerson por 150.000 dólares cuando luego llegaría a recaudar más de 26 millones. Una cuestión inapelable para el mundo de la ficción es que Sylvia siempre será Emmanuelle y su destino estará marcado el ambiente liberado y vaporoso.
*Publicado en La Revista 16/02/2013
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