De poesía
Mato matando mi corazón
cada mañana.
Agónica la esperaza en el
desliz,
en la insuficiencia de la
vida
que atormenta la jornada.
Pienso en el día,
enloquecido por la muerte
de una ilusión;
sueños sin rumbo camino
del asfalto, taciturno y frío.
Cabe que el problema
se fragüe lejos, en corazón
ajeno,
y que sus latidos insuflan
el aliento.
No hay problema, en
cualquier sitio puedes ser
huérfano de vida.
José Paz |
No hay comentarios:
Publicar un comentario