Echó una moneda al pozo, el alma y la esperanza.
Sintió escalofríos como témpanos más allá del cuerpo,
Apretujó sus manos con fuerza telúrica,
con la ilusión de recuperarlo todo,
la silla, la puerta, la ventana, la vida
El espejo del fondo iluminó su cara,
marcada por la desazón
y el miedo.
Comenzó la marcha calle abajo, como quien emprende el último
viaje
en la procura de un porvenir sincero
José Paz |
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