Andrea Martínez, Ourense, 19 años, modelo.
José Paz |
La belleza es un enigma difícil de juzgar que diría Dostoievski. La belleza, como afirmación en sí, nos discrimina por naturaleza. En el arte un objeto puede compaginar belleza y fealdad a partes iguales, aquí no, o sí, siempre quedará aquello de exaltar la belleza que se lleva -algunos ni eso- por dentro.
Uno invoca a la belleza porque es eso lo que se busca en los concursos del ramo, y porque a la hora de redactar estas líneas -de noche- es una forma de protegerse contra cualquier maleficio de la fealdad y el infortunio.
Los certámenes de belleza es lo que tienen, están llenos de medias verdades, de afirmaciones que no prosperan. Al final se invoca a la verdad verdadera, la que lo sintetiza todo en una decisión que pudiera no ser de justicia, o sí, pero es la que sale.
Andrea es nuestra belleza local, un bellezón de altura cincelado en la rapidez de un suspiro, el del tiempo que muda la piel de un capullo, lo transforma en flor y la envuelve maravillosamente. Es dulce y serena, y tiene mucho de la niña que fue y que ya no parece. Va dispuesta a aprender de la vida y del oficio, y a disfrutar si cabe. Gasta intuición e inquietud por abrirse en un duro oficio, pero no a cualquier precio; es jovencita pero tiene las ideas bien claras. En breve se verá las caras y se medirán los cuerpos, hace falta mucho valor, junto a otras chicas como ella. De nuevo dispuesta a dejarse llevar, seducir, por las luces y la pasarela y a lucir belleza a los ojos de un jurado. Suerte.
*Publicado en La Revista 31/09/2014
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