4 jun 2014

Por arte de magia #Moda#La Revista

De Moda

Xacobe Sanz, Santiago, 30 años, mago. 



José Paz







Hay citas que tienen truco o al menos eso es lo que a uno le gustaría. En las sociedades antiguas, el mago era aquel que bien por su condición de hechicero o de poderoso entre los suyos tomaba las decisiones importantes de su comunidad. Todo ello deriva de una condición primaria del mundo, una visión dramática de la naturaleza, como apuntaba Julio Caro Baroja, donde el bien y el mal, el orden y el caos, lo divino y lo demoníaco están ligados a la exitencia del ser humano.
Por suerte, nuestros magos de hoy guardan sus trucos para nuestro entretenimiento. El mago Xacobe tiene poco de chamánico, tan sólo una línea de risa que a veces le dan un aquel de pillo de barrio, o de niño inquieto, como a él le gusta verse. Aquella viveza manifiesta de un niño de diez años fue la que le llevó a desarrollar un ejercicio de curiosidad, de plegarse a los designios de otros magos para que le soltaran lastre con el que formarse, ¿o acaso pensáis que los trucos se le cuentan a cualquiera? La confianza hay que ganársela.
Me cuenta que en sus espectáculos le gusta combinar la magia de cerca, donde trata de impresionar al espectador, con los espectáculos, donde la magia se mezcla con las emociones. Un mago ha de ser un showman, él lo es, “la magia es -comenta- el compendio de muchas artes, del teatro, del circo, del cine”.
La sesión nos descubre la otra cara del mago, el de la vida real, un chico joven y simpático, con las alforjas llenas de ilusión. Trucos no le han de faltar.

*Publicado en La Revista 1/06/2014

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