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Foto: “Lunchtime atop a skycraper”¨, de 1932.
Autor: Charlie C. Ebbets.
la verticalidad de las cosas pasa por ser ser una línea recta a caballo del horizonte. Construir en altura es un ejercicio de modernidad, eso dicen los urbanistas que planifican las grandes urbes.
El GE, una de las piezas fundamentales del Rockefeller Center en Manhattan, de 70 plantas, es el décimo edificio más alto de la ciudad de Nueva York y uno de sus emblemas. Promovido por el magnate petrolero John Davison Rockefeller quien decidió invertir -tras los conocimientos y experiencias adquiridas en el crack de 1929- parte de su fortuna en proyectos inmobiliarios, entre ellos una serie de edificios en su barrio de Midtown Manhattan; el Edificio GE o RCA, allí se ubica la cadena NBC, es el eje sobre el que pivotan los demás. La construcción del Rockefeller Center quedaría financiada con la venta de acciones de sus compañías petroleras; tras la muerte de John D. Rockefeller, en 1937, el proyecto de construcción -14 edificaciones en estilo Art Decó- continuaría en manos de su hijo.
La construcción privada más longeva de los tiempos modernos (1930-1939) contó como constructor del proyecto con John R. Todd y el arquitecto Raymond Hood, como arquitecto principal.
La vida de Charlie Clyde Ebbets (Gagdsen, Alabama, 1905-Miami, 1978), un aventurero de mil oficios, entre ellos periodista y fotógrafo, quedará ligada a la de este edificio, no por su prodigio arquitectónico y su innegable estela de modernidad, sino merced al operativo de su construcción y sus arriesgados movimientos que él siguió de manera especial. La verticalidad, la altura y las grandes vigas dispuestas no estaban al servicio del vértigo. “Lunch atop a Skyscraper”, de 1932, es una reconocible fotografía desafiando el vértigo de quienes se empleaban a fondo en la construcción del afamado rascacielos, aconstumbrados a jugarse la vida, aunque varios de ellos morirían durante la construcción. Especialistas en el trabajo en altura a los que Charlie Ebbets fotografió como si estar encaramado a una línea en forma de viga fuera lo más normal. Es cierto que eran ellos, los más avezados de la tribu de los Mohawk, quienes hacían vida en las alturas, los que posaban para el fotógrafo, iluso quien pudiera pensar lo contrario.
*Publicado en La Revista 22/06/2014
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