Moncho Conde Corbal, 58 años, comunicador.
José Paz |
Hay personas que te sorprenden, para bien o para mal, y personas sorprendentes por naturaleza; ésta los hizo así. A un servidor Moncho Conde Corbal nunca ha dejado de sorprenderle y no por ese aspecto de bon vivant o de diletante empedernido, que pudiera, sino porque detrás de cada uno de esos proyectos que deja entrever la realidad, anda próxima; el relato de su propia vida es la suma de no pocos momentos sorprendentes, pero eso en otro momento.
1978, un joven estudiante de periodismo en Madrid, comienza a ver su imagen reproducida en los dominicales; no es un modelo profesional pero cada una de aquellas imágenes provoca en él un arrebato de ego de pulsiones planetarias. “La arruga es bella” de Adolfo Domínguez explota y él resulta colateralmente afectado. La relación, dura más que muchos matrimonios, del 78 al 84; ya nunca la olvidará. Treinta y cinco años después caminamos sobre ella. Tan sólo fue el comienzo.
*Publicado en La Revista 5/01/2013
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