Foto: Elvis Presley.
Autor: Alfred Wertheimer, 1956.
Alfred Wertheimer |
Serían 8 días consecutivos persiguiendo al hombre, al joven pletórico de testosterona llegado de Memphis. No había restricción para él, Elvis Presley no puso impedimentos a ser fotografiado mientras, entre grabación y grabación, permanecía en contacto con las fans, ni cuando descansaba, ni durante las actuaciones cuando Alfred se introducía en la privilegiada zona trasera del escenario.
El rock como fenómeno de masas estaba por inventar, de hecho Elvis Presley sería el primero en alcanzar unas metas de popularidad nunca vistas. El Studio 50 de la CBS sería el lugar donde grabaría “Don’t be cruel” y “Houng dog”, que un mes después lideraría la afamada lista Billboard. Su imagen era potente, su música arrancaba la maquinaria de una industria que lo aprovecharía hasta el último aliento. Así, entre suspiro y suspiro, el artista recibía a todas aquellas jovencitas que ansiaban degustar el elixir de la vida encarnado en su viva imagen. Hay mucho morbo contenido sobre la esencia de una imagen icónica a rabiar. Es el retrato de un hombre al borde del estrellato. Él se enfrentó a las fans con el desconocimiento de todo lo que aquello suponía, y lo sobrellevó consciente de su privilegio, pero también él mismo fue su propio ratón de laboratorio.
La muerte del rey del rock el 16 de agosto de 1977, redescubrió estas imágenes de Alfred Wertheimer, quien jamás olvidó aquel 16 de marzo de 1956, cuando recibió el encargo más fructífero.
*Publicado en La Revista 17/11/2013
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