Alfonso Míguez, 35 años, Ourense, actor
José Paz |
Alfonso Míguez lleva el apéndice de
una fisonomía muy particular a la espalda, y eso, en unos tiempos en
lo que todo es clónico de algo, es un valor añadido. Su rostro, su
look vintage, su aire de ilustre despistado, es de esos que después
de verlo tan sólo una vez, a buen seguro se quedará en la retina
del más despistado.
Forma parte de la legión a la que se
inoculó el veneno de la interpretación desde la Escuela de Teatro
Universitario de Ourense, que tantos hijos ha dado. Gasta fama de
cómico, aunque como apunta, “no soy lo que se dice la alegría de
la huerta”, su físico y aquel anuncio de las excelencias del jamón
Coren perfilan el camino.
Elige para la sesión un entorno con
solera y solemnidad antigua, el pazo de Oca-Valladares donde está el
Liceo ourensano. Sus vetustas paredes, frescos decimonónicos,
sillerías recias, sofás y mobiliario plenos en la pátina del
tiempo complementan con el actor. Alfonso se acomoda, se incorpora a
la escena y no hay más que dejarse llevar por el instinto.
*Publicado en La Revista
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