Imagen: Eva Herzigova
Campaña: Wonderbra, 1994
Wonderbra es un milagro, uno de los inventos más agradecidos del siglo, que no inocuos, cuya llama se avivó gracias a la publicidad. Un milagro empresarial rodeado de patentes que se remonta a 1939. Moses Nadler, canadiense, consiguió la licencia para fabricar un sujetador ideado en los Estados Unidos por Israel Pilot en 1935, que tenía la virtud de estar separado por una tira diagonal y amparado en un novedoso diseño de copa. En plena guerra, momentos en los que escaseaban los elásticos, el corte en diagonal que permitía un ajuste eficaz era una gran solución.
Con grandes dosis de tenacidad y acierto Moses Nadler supo mudar la visión del sostén en una prenda sensual de gran repercusión en unos tiempos en los que las fajas zafaban posiciones en las trincheras. En 1961 le pidió a Louise Poirier un nuevo diseño, Wonderbra 1300, con la intención de que realzará más el encaje y dispensará una amplia hendidura. Canadian Lady, la empresa de Nadler, daría una licencia de comercialización en el Reino Unido a Gossard en 1964, y que misteriosamente sería toda una bomba a partir de los noventa. En 1952, Petal Burst, un sostén que ideaba unos pechos puntiagudos inspirado en Dior, la firma ya había alcanzado gran éxito. Muerto Moses Nadler el negocio pasaría a su hijo Larry, quien desde sus estudios de empresa MBA en Harvard, introdujo grandes dosis de mercadotecnia y se dedicó al estudio de mercados. Los sostenes ya nunca estarían ocultos y sería prendas dignas de mostrar en el universo de lo femenino como potenciadores de su belleza. En la publicidad encargada el hombre sería partícipe de la nueva intención, ya no había nada que esconder; al mismo tiempo la firma creo Dici, sin costuras y diseño simple para adolescentes y envidia de las madres. Inesperadamente entre 1991 y 1993, cuando Gossard negociaba la renovación de patentes con Sara Lee, en condiciones más ventajosas, surgió una explosión de ventas. Entre las razones, la influencia de Gaultier en el uso externo del sostén de forma icónica, que más tarde emplearía Madonna, también en un artículo para Vogue sobre el uso del sostén reforzado. Visto el éxito, Sara Lee no le renovaría las patentes y lo introduciría con gran éxito en los Estados Unidos.
En 1994, una campaña cuya protagonista era una jovencísima Eva Herzigova vistiendo un Wonderbra de impresión con la mirada hacia sus senos al saludo de un provocativo y ambiguo “hello boys” echó el resto. La campaña fue votada con el número 10 en el concurso “Outdoor hall of fame”, con poderosas razones.
*Publicado en La Revista 15/09/2013
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