12 ago 2013

Realidades de pega #Iconos#Lolo Ferrari

Iconos

Foto: Lolo Ferrari en Cannes, 1996.
Autor: Sipa Press/Rex Features.

Lolo Ferrari

  Quizás a un mundo de cartón piedra le corresponda una realidad de pega. Lolo Ferrari aborrecía el mundo tanto como su cuerpo, harta desde niña del recitar quejoso contra su porvenir, y así fue cómo, junto con su marido Eric Vigne, un tipo con pocos escrúpulos, se replanteó el suyo propio. Una monstruosidad, pensó su madre al verla tras la gran transformación. Su hija, una joven menuda que pasaría desapercibida de no cursar melena rubia y una vestimenta provocativa, lucía ahora unos pechos de 2,800 kilogramos que paseaba como mono de feria por los platós con la excusa de promocionar un disco espantoso de dos canciones: “Set me free” y “Airbag generation”.
   La francesa rubia platino admiradora de Brigitte Bardot y Marilyn Monroe se quiso distinguir con un par de armas prominentes aunque fueran a base de exagerado bisturí, pero no sólo se operó los pechos –diseñados por un ingeniero del Boing 747–, numerosos liftings, labios, pómulos y demás, acompañaban su delantera. Más de 20 operaciones para presentarse al mundo despampanante y voluptuosa.
   Se casó muy joven con Eric Vigne, mucho mayor que ella, quien ejercía de marido, manager, chulo y otras artes poco recomendadas. Eve Valois (1963, Clermont-Ferrand; 2000, Grasse), su nombre original, lo de Lolo –tetas en el argot francés– vendría por sus protuberancias, protagonizaría algunas películas porno aprovechándose del tirón de un físico que la castigaba con dureza -sus pechos le oprimían los pulmones y le impedían respirar-; participaría también en espectáculos nocturnos de dudoso gusto restregando sus bondades por los rostros de aquellos que recalaban en sus espectáculos.
  Consumidora habitual de antidepresivos y somníferos, apareció muerta un 5 de marzo del 2000 en su vivienda de Grasse. La encontró su marido por la mañana; argumentando que esa noche quiso dormir sola porque aquejada de una faringitis no deseaba despertarlo. La autopsia reveló muerte por ingesta de medicamentos; a los pocos meses se determinó que en realidad ésta se debió a una asfixia mecánica de la que su marido era sospechoso; tras un año en prisión no hubo lugar a juicio por falta de pruebas.

*Publicado en La Revista 11/08/2013

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