30 jun 2013

Pura leyenda urbana #Iconos#Leño

Iconos

Foto: Portada del disco Corre, Corre, 1982.




Más madera" de 1980, el segundo disco del legendario grupo madrileño resuena sumergido entre florecillas instrumentadas por la mano gloriosa de Teddy Bautista, todo un sacrilegio para una banda rocosa e íntegra donde las haya que presumía de serlo; eran otros tiempos, a las puertas de la New Wave la confusión estaba a un suspiro de todo.
La estela de Leño ,tres décadas después de su disolución, sigue intacta, con un recuerdo imborrable por la rectitud e integridad de algunos de sus componentes. La mayoría de sus seguidores, entonces y ahora, supieron pasar por alto los arreglillos sodomizantes de Teddy Bautista, el de la SGAE, y quedarse con la esencia de una banda rockera, perfilada en una guitarra rasgada y unas letras a pie de acera de barrio.
Rosendo Mercado, una de las instituciones más respetadas del rock patrio, vivió a principios de los ochenta su época gloriosa aferrado a una firma patrocinada por él mismo: Leño. Su carrera se asemejaría años después a los soberbios arranques del genuino Fernando Alonso en Formula 1. y triunfó a pesar de que los cabezas de cartel eran Asfalto y otras bandas con más predicamento, incluso sus discos los grababan por la noche, mientras las estrellas del momento lo hacían a la luz del día. Después de dejar Ñu, otro de sus grupos, al pie de los caballos por las encerradas disputas con José Carlos Molina, Rosendo monta Leño junto a Ramiro Pernas y Chiqui Mariscal, quien sería sustituido ya en la grabación de su disco homónimo por Tony Urbano. Cuatro discos, “Leño”(1979); “Más Madera”(1980), “En Directo” (1981), y “Corre, corre”(1982), que darán lugar a una historia muy recordada con canciones inolvidables como “Maneras de vivir”, o “El tren”, escrita a dos manos con el líder de Ñu y que años más tarde sacaría con otro nombre. Rosendo revivió con la banda unos sonidos a medio camino entre los clásicos sonidos sureños, el rock duro del genial Rory Gallager, y una historia de barrio que supo cimbrear a su medida.

En octubre de 1983, después de participar en la gira del momento, “El rock de una noche de verano”, 34 noches encaramado en la roulotte de Miguel Ríos, llenando estadios y en su momento más álgido, temerosos de encorsetarse en un estilo demasiado rígido para los intereses de Rosendo, la banda se disuelve. 

*Publicado en La Revista 30/06/2013

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