27 jun 2013

Líneas imposibles #Fomento #Renfe

José Paz
Uno se hace constantemente preguntas, o puede que no pase de la misma pregunta formulada de diferente manera que no acierta a responder. Me cuenta quien sabe que en los inicios del tren, una aventura, era frecuente encontrar concesionarias quebradas que necesitaban ser rescatadas por el gobierno de turno y garantizar un servicio “elemental”. RENFE en sí misma era una empresa estatal fruto de la fusión de muchas de ellas.
Las líneas no se estructuraron de golpe, fue un proceso lento, cargado de épica y sinsabores, presiones incluidas, para que determinada línea incluyera un determinado trazado y no otro que entorpeciera los intereses de un determinado sector, el fallido trazado por el sur de la provincia, que incluyera A Limia y Monterrei, tiene mucho que ver en todo ello.
En pleno franquismo los Trenes Directos eran la antesala de lo que hoy es el AVE, unas líneas que suponían un sobreesfuerzo tecnológico y económico para garantizar un servicio. De la línea Zamora-A Coruña qué contar, que desde que se ideó en 1864 hasta que se inauguró en 1957, pasaron unos años y se sortearon a fuerza de túneles y viaductos, una orografía que en el caso ourensano metía miedo. Trenes directos, me cuenta quien lo sabe, había dos, uno hacia Burgos y el otro en nuestra dirección. Un trazado directo y rectilíneo que sorteaba desniveles de vértigo y afrontaba retos imposibles, de ahí la friolera de años que pasaron, desde que la línea se inició en 1927, en plena dictadura de Primo de Rivera, y se remató en medio de otra dictadura, la de Franco.
Un trazado directo que ahora Fomento muda nuevamente en sinuoso golpe de bus para acariciar con la mano el viento y la piel de una historia escrita a vuelapluma y surreal, porque sobra decir que en muchos casos la nomenclatura de las estaciones no se corresponde, porque estas distan lo indecible del núcleo, y el reto de Fomento - innecesario e imposible- es de paciencia y de tiempo para quien se monte en el bus ferroviario de lo imposible en pro del ahorro, un ahorro que no se lo cree quien lo gestó ni nosotros merecemos. “¿Qué pasa que la línea a partir de ahora no se va a mantener?”. A nadie se le escapa que detrás de esta supresión de líneas no rentables, así como de la propia fragmentación de la misma RENFE hay intereses obvios. Además siempre quedará la posibilidad de rescatarla nuevamente.

*Publicado en el diario La Región 27/06/2013

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