Monti Castiñeiras, Santiago, actor
José Paz |
Hay rostros que lo difuminan todo, incluso la verdad. A Monti Castiñeiras la vida le ha llevado de la verdad a la mentira de oficio, con perdón, a aventurarse entre meandros de la ficción, que no dejan de ser mentira, pero bien llevada, también imprevisible y con secuelas. El coruñés está acostumbrado a verse inmerso en montones de papeles que no son él, “nunca sería una mala persona”, aunque se le parecen, porque salen de su piel, él les aporta eso y algo más, el cuerpo.
Monti es un guapo que luce, y bien, un galán –como me apunta una compañera- galaico de mirada amable y apariencia tranquila, “por dentro soy otra cosa”, apunta, como advirtiendo que también hay tormentas, también tormentos, como en todos los humanos. La sesión toca en el Santiago amplificado, en las proximidades del Complejo Hospitalario, como llego antes a la cita le descubro a caballo de una “scooter” en un look de lo más urbano; algunos complementos quedarán ya para la sesión. Un buen actor tiene recursos para burlar cualquier pose, para inhibirse, después de varios intentos, servidor interpreta que lo mejor es soltarlo, dejarlo despegar a su aire, dejando que luzca su particular fotogenia; no falla. Siempre hay que tener un plan b.
*Publicado en La Revista 26/05/2013
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