Concierto: Pat Martino Trio
Lugar: Café Latino, 15/05/2013
José Paz |
Que Pat Martino es un virtuoso de su instrumento a la altura de Wes Montgomery, Charlie Christian o Tal Farlow, todos pilares fundamentales de la guitarra como aporte al jazz moderno, está claro, pero lo de este sin par artista es un paso más y decidido en el camino de la creatividad sin amarres, sin contemplaciones melódicas a través de lo obvio; lo suyo es pura improvisación y huida, la de los caminos trillados, muy alejado de los guitarristas empalagosos que se regodean en sí mismos.
Martes 14, Café Latino. Hora y media de concierto, durante casi una hora se limitó a tocar, sin decir palabra, piezas de su autoría, sentado sobre un taburete y pasando una a una las páginas de sus creaciones como quien custodia un tesoro, y a quien el resto de la banda seguía sin levantar la cabeza. Una sesión extraña, cuasi ceremonial la de seguir acompasando la calidez de las octavas deslizadas sobre la guitarra del maestro, de la que no se desprendía ni para ir al baño –nunca he visto tanto apego al instrumento- a las que tras trenzar esos primeros acordes que daban cuerpo a la pieza emergía de fondo el poderoso sonido Hammond –Pat Bianchi- sin osar enmascararlo, sí reforzarlo, darle cuerpo, hacerlo más poderoso si cabe, entrando en un diálogo cuasi sacro; a la celebración se sumaba, aunque siempre estaba presente, el batería Carmen Intorre, de lo más notable y distinto que servidor recuerda.
Entre el desglose de piezas de su creación, cargadas de swing y manejos a medio camino entre el jazz y el blues sin perder la melodía ni el aplomo, dejó para el final la archiconocida “Lazy bird”, se coló como estándar reconocido y anunciado “Round Midnight” de Thelonius Monk -en algún momento dio la impresión que le daba corte coger el micro, cuando lo hizo , al margen de agradecer su presencia, se mostró de lo más pausado y humilde-; otros sin anunciar, Little Child, de Wes Montgomery. Al rematar el concierto el público puesto en pie aplaudía a rabiar como en las grandes ocasiones, y el artista, emocionado, abrazaba de corazón a cada uno de los presentes. Algo más que un gesto, algo más que un concierto.
*Publicado en La Región 16/05/2013
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