28 mar 2013

Motor de soñador #Iconos #Eduardo Barreiros

Iconos

Foto: Eduardo Barreiros, años sesenta.

Eduardo Barreiros


Eduardo Barreiros (Gundiás, Luintra, 1919-La Habana, 1992) se paseaba por la fábrica como si fuera un currela. El olor a grasa no le abandonaba ni en la inmensidad de la noche; aquel franquismo de precariedad le exigía un plus de imaginación. En las “carreteras” de posguerra los 3HC se vislumbraban en el horizonte como Sancho escrutaba caballeros andantes en los molinos de la Mancha; Eduardo vio en ellos el sueño al alcance de su ingeniería; el EB-1 fue su primer motor gasolina modificado en diésel.
La vida de este ourensano ilustre apunta a la épica desde todos sus ángulos, inclusive en el fracaso, el INI y ENASA, las empresas del régimen, no es que lo vieran mal, es que no querían verlo. El emprendedor se instaló en Madrid con varios fines, uno salvar la compleja orografía, dos, salvar las trabas del régimen. El primero lo consiguió, el segundo, ni de lejos; la factoría Barreiros fue el escenario de una lucha incruenta sobre la que recaían las bombas del INI. Los intentos de aproximación no salvaron las distancias. La precaria automoción estatal y su desarrollo no podía dejarse en manos de un advenedizo por muchas que fueran sus habilidades.
Un modificado motor Perkins, merced a una laguna de patentes, le hizo brillar en su desarrollo industrial del exitoso motor EB-6; la financiación del Banco de Vizcaya en la persona de Tomás de Bordegaray le permitió soñar como un niño. Los motores EB-55, la victoria en el equipamiento a los camiones del ejército portugués le dan un subidón de campeonato, pero el hito sería otro, la manera de sortear las precariedades de un régimen autárquico que sólo sumaba trabas. En 1963 su pequeño camión Barreiros casi vende lo de la estatal ENASA, 4.300 unidades. Tras las retirada del Banco de Vizcaya las alianzas externas demostraron que son armas de doble filo. La relación con la Chrysler en 1962, fue un sueño bonito mientras duró. Él cumplió su deseo de fabricar coches, Dodge Part y Simca 1000, pero fracasó en los cálculos numéricos. Lo que vino después es sabido. Barreiros como compañía automovilística desaparece y se muda directamente en Chrysler España retirando al ourensano a sus cuarteles de invierno. Después de su exilio tecnológico “Barreiros Diésel” se muda en “Dimisa” con la vuelta a la construcción de motores en Pinto (Madrid) demostrando una destreza sin igual, hasta que la brillantez y solvencia de sus motores lo llevan a la Cuba de Fidel, siendo capaz de desempolvar por enésima vez su motor de soñador.

*Publicado en La Revista 24/03/2013

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