14 feb 2013

Cría cuervos


En Columna
José Paz



 Benedicto XVI, el hombre de Dios en la tierra, ha dicho basta. Y no porque por el retrovisor de la Historia visibilizara la agónica permanencia de su antecesor en el cargo, Juan Pablo II, y decidiese echar pie a tierra a la primera de cambio.
  Uno se lo imaginaba ya a golpe de twitter celestial anunciando el Evangelio, pero no, fue sin previo aviso y para sorpresón de la curia y los "cuervos" terrenales. Desde tiempos del papa Gregorio XII, quien no reculó por decisión propia, no se ha vivido una renuncia semejante  argumentada por Josep Ratzinger en la falta de vigor “de cuerpo y el espíritu” como para enderezar y gobernar convenientemente “la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio”. Que a sus 85 años - edad a la que por estadística el común de los mortales se dispone a criar malvas- tiene una edad avanzada es algo innegable, aunque lo suyo suena a otra cosa y no precisamente dulce. Las más que visibles luchas entre una curia a la que uno imaginaba en cuestiones espirituales han hecho mella en una decisión que resuena a venganza servida en plato frío.
   Pocas veces desde el Vaticano ha saltado tantas malas noticias como en esta etapa. Al tradicional oscurantismo de las cuentas vaticanas se une la destitución de Ettore Gotti, el banquero que el propio Ratzinger puso al frente para practicar limpieza; la detención de Paolo Gabriele, su mayordomo y hombre de confianza acusado de robo y suministro de papeles terrenales; la constante alusión implícita o explícita a los históricos casos de pederastia tan alejados de la divinidad han dejado demasiados hilos propios del argumento de una novela de misterio. El nuevo Papa, nacionalidades y otras guerras estériles al margen, en una era en la que la humanidad se asoma como suicida al pozo del descreimiento infinito necesitará un gobierno con mano férrea para con la curia “descarriada” y mucha sensibilidad.

*Publicado en el diario La Región 14/02/2013

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