20 ene 2013

Como una reina #Iconos #Madonna

ICONOS


Foto: Madonna, 1992
Autor: Steven Meisel
Libro: Sex

Madonna, por Steven Meisel



Madonna no es Gay Talese, que para escribir los entresijos de la vida sexual norteamericana se dejó ir más allá de la cuenta y de las fuentes; en Madonna el sexo es otra cosa. La cantante decidió en 1992 enseñar a sus compatriotas el camino a la liberación sexual, como si en la historia de la sexualidad ella fuera el origen; a la chica además de desinhibida nunca le ha faltado vanidad.
Herméticamente cerrado, con una inusual encuadernación en espiral, y una portada en aluminio con la palabra "Sex" como adorno, otro paso en el camino de la provocación que siempre le ha guiado para enseñarle al mundo como era sin esos corsés de diseño erótico futuristas de los conciertos, para pasarse al porno visual. No era la primera vez, con 19 años ya había posado para el gran documentalista Lee Friedlander en unas fotos nada sofisticadas y un punto sórdidas.
El proyecto del libro sobre sexo trajo de cabeza a la Time Warner, su compañía, quien desconocía cómo un proyecto tan “radical” encajaría entre un público en su mayoría adolescente. Para la ejecución, la cantante contó con la colaboración de ilustres como Steven Meisel, afamado fotógrafo de moda, Fabien Baron, su director artístico, copartícipe en el disco paralelo editado aquel año “Erotica” y como co-editor figuraba Glen O´Brien; fue realizado entre Miami, donde se hicieron algunas de las imágenes callejeras, como la de la cantante haciendo autoestop, y la ciudad de Nueva York, en los interiores del Hotel Chelsea y el Gaiety Theatre. Ciento veintiocho páginas con imágenes de la cantante en cueros acompañada por su entonces pareja Vanila Ice, e ilustres como Naomi Campbell, Isabella Rossellini, Joey Stefano o Tony Ward. El libro al margen de la provocación en sí misma por tratarse de una estrella del pop, despliega una suerte de catálogo de la iconografía habitual en la industria del porno, con poses aisladas o en grupo representando o insinuando prácticas sadomasoquistas, bondage, homosexuales, etcétera, con las que Madonna pretendía iluminar el mundo y como si ella fuera parte del principio de la humanidad. El libro fue un escándalo tal como ella pretendía y no necesitó ni siquiera campaña para salvar los muebles como pretendía la editorial, a los tres días se habían vendido ya millón y medio de ejemplares, sin mover un músculo, tan sólo una portada de Vogue. Todo un récord. Nada extraño, detrás no estaba la reina del porno, pero sí del marketing.

*Publicado en La Revista 20/01/2013

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