7 oct 2012

El secreto de Vivian Maier


Iconos

Imagen: New York, 1953
Autor: Vivian Maier



La dimensión humana puede ser sorprendente incluso más allá de la muerte. Hay historias que alcanzan precisamente al final de sus días el punto de sorpresa que durante toda una vida no tuvieron. De Vivian Maier((New York, 1923- Chicago, 2009) que trabajó de niñera durante cuatro décadas y que cabalgaba solitaria y con la casa a cuestas -no es retórica- en forma de innumerables cajas, nadie conocía de ella nada más allá que su oficio, su acento francés, y pocos su gran misterio: la fotografía. Pero hay personas que cargan su pasión como si fuera un penar, envueltos en una especie de secreto eterno. Difícil pensar que una persona que ejecutó centenares de miles de disparos, que custodió para sí miles de copias, y rollos sin revelar, lo hiciera simplemente por instinto y silencio, al modo de un cazador rutinario que al atardecer se deja caer por las calles de la gran ciudad en busca de presa. Resulta difícil creerlo pero fue así, Vivian Maier nunca mostró en vida su trabajo. Hasta que llegó el día que la salud de esta mujer de origen francés y antepasados judíos quebró, y aquellas cajas fueron moneda de cambio por las cuotas impagadas del depósito abierto en vida .Un infierno pensar que tus secretos vitales cambien de mano en la vejez por unas monedas.
   A Vivian la ha rescatado del anonimato un joven agente inmobiliario, John Maloof, quien buscaba fotos de Portage Park, un barrio en el sudoeste de Chicago del que deseaba publicar un libro. Del lote de 30.000 negativos adquirido por 400 dólares en una subasta, ninguna le fue de utilidad, pero en cada negativo que revelaba descubrió "la verdad", el trazo de un deambular ocioso de un desconocido alrededor de Nueva York, Chicago, y otros destinos; miles y miles de fotografías callejeras de seres tan anónimos como la autora. En un de aquellos lotes que fue sumando al inicial atrapó un nombre escrito a mano sobre un sobre, Vivian Maier, pero ya era demasiado tarde. Es mayor y está muy enferma, le advirtieron en la casa de subastas. Pero llegó el día que siguiendo el rastro en la red emergió un breve obituario del Chicago Tribune firmado por tres hermanos agradeciendo los cuidados de su "nanny". Fueron ellos quienes la arroparon en sus últimos años. Desde entoces, gracias al ímpetu de Maloof, la interesante obra ha adquirido relevancia , con importantes exposiciones, y se sigue hurgando en su historia. 


*Publicado en La Revista 7/10/2012

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