12 may 2012

Soñé que siempre era de noche

En breve

José Paz



 Un ejército de monos se hizo cargo de la misión. En la estepa, tras días de mucha batalla, tan sólo quedaban  muertos y un hedor a carne quemada. Los monos conocían a la perfección el trazado a seguir, incluso, en caso de encontrarse con alguien, la contraseña que debían verbalizar, aquellas tres palabras mágicas que los humanos habían inventado para no tener que viajar jamás, o sí, sin dar un paso: Worl Wide Web. 
  El más envalentonado de todos ellos se dispuso ante el ordenador que habían encontrado en el interior del campamento. Encendió el aparato como miles de veces se lo había visto hacer al antiguo dueño, ejecutó  la operación con parsimonia, temeroso de que sus gruesos dedos dieran al traste con la acción, tecleó las palabras mágicas, www y automáticamente se abrió un dispositivo de ventanas con nombres ya fijados, Google, Youtube, Facebook. No quería reconocer su error, y menos que el resto de la manada percibieran en él la más mínima duda. Si los humanos lo hacen, yo no seré menos, pensó en ese momento para sí. Sin más contemplaciones, posicionó el cursor en una de ellas y cerró los ojos. Nunca los volvería a abrir.

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