4 ene 2014

Pensamientos alejados #En Columna

En Columna
José Paz

  Desde el otro extremo la mosca se mostraba dispuesta a contemplar a cada uno de los asistentes, uno a uno. Eran todos conocidos del finado los que se acercaban a la familia con ánimo de darles el pésame. El insecto acababa de alejarse del cadáver, que aún conservaba, a pesar del tiempo transcurrido y los avatares previos al fallecimiento, parte de la porte y la elegancia que éste dispuso en vida. La mosca trazaba vuelos en círculo, guíada más por la cantidad de calor desprendido por parte de los presentes que por la supuesta hediondez del entorno. Alguno cansado de tan molesto visitante a punto estuvo en un descuido de darle alcance de un diestro manotazo, pero a la mosca le sobraba astucia.
  Supongo que con los efluvios del cava bien presentes, un arranque de relato semejante es lo más próximo a un jarro de agua fría; porque entre los propósitos del año nuevo que acaba de comenzar, el de morirse no es que figure como el más alejado de todos, sino como una posibilidad inexistente, aún siendo ésta infinitamente mayor que muchos de los deseos que nos planteamos. La muerte repentina de una persona sana es exponencialmente mucho mayor que por ejemplo le toque la lotería, y sin embargo nos guía la idea de jugar como si fuera ésta una realidad próxima cuando no lo es; la muerte no lo es. La miramos de reojo y nos sorprende cuando el fallecido es una persona conocida o cercana sobre la que hacemos siempre medidos cálculos, estaba enferma, era una persona mayor.
  Uno no pudo evitar sorprenderse y sonrojarse a la vez cuando a mediados de noviembre en el supermercado donde hacía las compras sonaban villancicos con más ímpetu que el día de nochebuena; nadie aparentemente se mostraba inquieto. Es obvio que entre los propósitos a destiempo no figuraba molestar si no incrementar la caja. A la sociedad del bienestar de la que nos quedan los efluvios no le importan las personas, y a las personas no les preocupa otra moral que no sea un sentir puramente hedonista y alejado de la angustia.
  Suenan más cánticos y villancicos; la mosca, una vez más, sobrevuela la sala repleta, de pensamientos alejados.

*Publicado en el diario La Región 4/01/2014

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