3 nov 2013

El vuelo del flaco #Iconos#Cruyff

Iconos
Imagen: Johan Cruyff.

Johan Cruyff
  Uno lo recuerda en cromos. El 28 de octubre de 1973 sería un día gris otoñal. Al blanco y negro patrio se le sumaban pocos destellos de color; el muy luminoso de las “suecas”, y desde entonces, el blaugrana del número nueve. Incluso para un régimen encerrado en sí mismo, la prohibición de fichar jugadores extranjeros, salvo aquellos oriundos de “escándalo” provenientes de Sudamérica, llegaba a su fin. A un mes largo del asesinato de Carrero Blanco, remataba la artimaña impuesta desde la Delegación Nacional de Deportes, 1953, por el general Moscardó, para impedir en su día el fichaje de Di Estéfano por el Barça. El deporte siempre ha tenido estrategias para salvar identidades; en los setenta había sospechas y denuncias –Real Sociedad, Athletic de Bilbao, Barça- de que aquellos oriundos descendientes de españoles no lo eran tanto, incluso un abogado ilustre, Miquel Roca, se pasó por allí a ver el pedigrí; la cosa no pintaba bien. Se descubrieron 40 identidades trucadas. Aquel lodazal de fondo permitió la reapertura de fronteras y que tipos como el espigado Johan Cruyff recayera en la liga española
Al ilustre jugador, a la postre uno de los cuatro más valiosos –Maradona, Pelé, Di Estéfano-, uno lo recuerda en cromos. El fútbol monopolizaba ya el entretenimiento y un crack como el holandés, era en sí un trofeo excepcional. En los cromos de los setenta, ornamentados con apellidos patrios, el apellido Cruyff adquiría aires cuasi liberadores, era como si aquellos 60 millones del fichaje y que tantos sudores provocó a la directiva de Agustí Montal, se repartieran entre las estampitas del holandés de gloria.
 La noticia del debut se conoció en sábado, con la temporada más que arrancada; 8 deprimentes partidos del Barça quedaron atrás, también los intentos vanos del Real Madrid por hacerse con el astro. El debut ante el Granada, un equipo leñero puso al astro en otro ejercicio más, el de librar por lo alto las piernas contrarias, amenazantes como guadañas. Él marcó dos goles, su equipo ganó (0-4). La liga, después de una eternidad, sería para los blaugranas; lo más sonado el (0-5) del Bernabéu. Los entendidos dicen que Cruyff incorporó otro concepto a la visión del juego; en nuestros ojos era el cromo más preciado, mucho más que un fichaje.

*Publicado en La Revista 3/11/2013

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