José Paz |
Cuando Mariano Rajoy se apuntó a presidir el gobierno se presentaba a sí mismo como el talismán de la recuperación económica y el empleo, es más, un día cogió su petate y se plantó delante de una de esas infinitas colas del paro y el diario de Pedrojota -ambos se imaginaban un destino en unión y sintonía- le hizo una portada imborrable ante una oficina del INEM, esa hoja de cálculo de los datos de la vergüenza; era la mejor manera de verbalizar el enunciado de la esperanza y Rajoy el sujeto de una oración contundente y ejemplar. Lo que vino después, antes del maquillaje del desánimo o el “delete” por omisión era para desacreditar cualquier intención de gobierno, pero la memoria, como la carne, es débil.
Después de las soflamas partidistas de Soutomaior, donde Mariano condicionaba una bajada de impuestos para el final de legislatura, tocaba el empleo. En un nuevo ejercicio visionario adelantaba los mejores datos de empleo en un mes de agosto, un mes tradicionalmente malo, el mejor desde el año 2000.
Uno que, más allá de su insomnio sostenido, ya no pudo pegar ojo de la emoción de tanto desvelo optimista a la espera de unos datos dignos de mentar y de apuntar en el excel de la historia; “todos los meses han sido ya mejores que en el año 2012”, advertía de antemano el pontevedrés. Instantes después de depositar sobre el café una reseca rebanada de pan de hogaza, los croissants quedaron en el recuerdo, nos anuncian la cifra del Guiness, 31 desempleados menos. A duras penas evitando el desmayo, la relees por si hubiera algo escondido, hasta que los más avezados desvelan que la verdadera bajada es de la Seguridad Social, 99.069 afiliados menos, 568.290 en un año.
Por fin el talismán funciona, el retorno del efecto 2000, cuan remozado efecto informático reaparece, baja el paro, pero baja sobre todo la población activa, vuelta a la emigración, economías sumergidas, hastío. Hacia el empleo creado, casi mejor no mirar. Hasta que Pedrojota no lo vuelva a sacar de nuevo en portada, a las puertas del INEM, todo será un mero espejismo.
*Publicado en La Región 4/09/2013
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