7 abr 2013

El mito de las mil caras #David Bowie #Iconos


Iconos


Foto: David Bowie, 1973
Disco: Aladdine Sane


David Bowie, 1973


 Que David Bowie es un músico de talento a estas alturas queda fuera de toda duda. Los jóvenes de hoy intercambian juegos de la Play, los de la época de un servidor hacían lo mismo con la música de este inglés de aspecto marciano. En nuestras manos sus discos daban tantas vueltas que remataban inservibles; más de una década escuchando su música intensa y ampulosa hasta que sacó un disco “Let´s Dance” (1983) con el que el romance desapareció; el músico necesitaba seguir explorando. Su cambio le supuso un éxito comercial rotundo. Vendrían las giras de los estadios, pero en el interior de muchos de aquellos que habíamos vapuleado su discografía noche y día, lo nuevo quedaba a años luz del “Héroes”, “Law”, “Space Odity”, “Aladdine Sane” incluso el “Scary Monsters”. Los discos posteriores todavía quedarían más alejados aún de nuestros gustos y nuestra pasión casi esfumada por completo. Quizá por ello con un disco como “The next day” (2013), lleno de guiños a aquellos momentos de intensidad musical, es inevitable apelar a una cierta nostalgia, más después de una década de silencio y volver con tamaño estruendo; no son tantos los referentes musicales de verdad, los que han innovado y asimilado mejor la cultura popular del pasado siglo, él sí.
En sí mismo siempre ha sido un personaje, un hombre anuncio de sí mismo, que con grandes dosis de creatividad e imaginación ha sabido imponer su imagen al marketing que ha acompañado a cada una de sus producciones. Una imagen muy potente, futurista, ambigua a rabiar, de extremo diseño como la que le ejecutó el diseñador japonés Kansai Yamamoto que le aproximó a una escultura humana; la casaca dieciochesca con la bandera británica que le diseñó Alexander McQueen; portadas tan emblemáticas que han dado cuerpo a todos sus discos, como la imagen del disco “Aladdine Sane” o “Héroes”. Su potente imagen promocional siempre ha sido la avanzadilla perfecta para este innovador y músico ecléctico, a medio camino entre el glam y el rock, el funk, la psicodelia, incluso el folk remozado del que ha sido un pionero.
Si en lo musical ha sido referente y en la imagen un verdadero camaleón, en el negocio en sí no ha sido menos. No sé si con “Next Day” cerrará ciclo vital, tampoco si sus próximas giras estarán a la altura, lo que sí tengo claro es que sus trabajos de los 70 difícilmente serán superados.

*Publicado en La Revista 7/04/2013

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