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Foto: Enrique Tierno Galván y Susana Estrada, 1978
Autor: Marisa Florez
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Enrique Tierno Galván y Susana Estrada, 1978, de Marisa Florez
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Hay imágenes con historia y otras que son historia. Imágenes que dejan poso, o mejor, aportan algo de luz a la penumbra de este país acostumbrado a gozar durante años del claroscuro insinuante del recelo. La transición fue un tiempo de malabaristas para instalar el olvido o la mirada hacia el horizonte en lo que dura un suspiro; periodo frágil y con la mirada puesta en dirección a Hendaya por si acaso. La transición olía a alcanfor y vaselina, y otros manejos cutres. Con el “Último tango en París” en el horizonte, visado privilegiado para la modernidad sin ataduras, desde la primavera florida de la piel de toro, las soflamas intelectuales no agitaban otra bandera que la del sexo en sucio y los gritos de guerra de una madame a la altura de los tiempos, Susana Estrada.
Tiempos del menos es más, minimalismo mal entendido, en el que lo que se trataba era de proclamar el despelote, la mejor manera, antes y ahora, no nos vayamos a engañar, de descubrir el mundo. Nadiuska, Victoria Vera y la propia Susana fueron sacerdotisas de la modernidad, antesala de la otra gran “movida”. Su primera gran aportación a la caspa fue un espectáculo que respondía al evidente sobrenombre de “Historia del Strip-tease” en el que no dejaba territorio alguno por vislumbrar. No hay como dejarse de ambigüedades y contarlo todo a la primera de cambio. Susana Estrada fue una habitual de las revistas del género, del destape femenino para iluminar al otro sexo, que era el que se disponía a movilizar semejante barco. La chica lo enseñaba todo, en el Interviu y en la otra clásica del género, Lib; fue en Play Lady donde aplicó sus desvelos en un glorioso consultorio sexual que seguro sonrojaría a los teóricos expertos, que en tiempos le costó algún serio disgusto. Una chica sin complejos que ansiaba tocar todos los palos, “Gózame ya”https://www.youtube.com/watch?v=tszo0K1-CIY, “Quítate el sostén”, o el dueto “La Banana” con el insigne Paco Clavel no fueron hits musicales pero dieron mucho que hablar.
El culmen de su carrera, o al menos ese que servidor no olvidará, quiso hacer participe al bueno del profesor Tierno Galván, en la entrega de los premios del diario Pueblo, ella como galardonada y él como testigo impertérrito. Aquel frío catorce de febrero la chica no dudó en estar también a la altura de lo esperable y el consejo de Tierno, el le hubiéramos dado cualquiera de nosotros.
*Publicado en La Revista 4/10/2012
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