José Paz |
Me viene a la cabeza el semblante de un alcalde alto e
hidalgo que para justificar su suculento sueldo prometía que estaría disponible
las 24 horas de los 365 días del año, luego se le vio lo justo aunque sus affaires
no dejaran huella menor que la del petrolero. Ana Botella, fruto de la investigación
interna, de la imputación judicial o de las plegarias a la Virgen de la
Almudena, contempla desde el balcón del consistorio la marcha de Pedro Calvo, ponferradino y
brabucón, responsable de la cosa. Ahora sí que siente agobio y no cuando
desesperaba de pensamiento.
El juicio del Prestige nos ayuda a rememorar la
efeméride y a evidenciar que la justicia se toma su tiempo. Rajoy es hoy presidente
de Gobierno, entre otras cosas por los desvelos vividos, gratitud por la que Aznar
le abrió línea sucesoria; el capitán, Mangouras es un venerable anciano; y de los responsables
políticos que andaban desparramados a pie de sierra y montería tan sólo sabemos
que se sienta en el banquillo un tal López Sors, quien no pegó ningún tiro ni llenó
la hemeroteca de sandeces, aunque decidió que el barco de mierda lo mejor era verlo
a lo lejos. Y eso hizo.
*Publicado en La Región 15/11/2012
*Publicado en La Región 15/11/2012
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