16 sept 2012

The Americans #Iconos # Robert Frank


Iconos

The Americans, de Robert Frank

The Americans, de Robert Frank

Robert Frank ( Zurich, 1924), es a la fotografía lo que una oración subordinada a la principal, y no es retórica, lo suyo son literalmente carreteras secundarias, retruécanos de una realidad pura para transitar sobre la llaga. Llega a América en 1947, territorio en el que se incrusta y sobre el que proyecta su mirada inquieta, de intruso,  que no para hasta deconstruir esa sociedad que ensalza la opulencia y el cuerpo colectivo. En ella hay muchas fisuras, muchas muescas sobre la mesa y es ahí, con su particular sentido de lo narrativo donde este ser extraño se posiciona. En 1955 y gracias a su mentor Walter Evans consigue una beca de dos años de la Fundación Guggenheim para fotografiar los Estados Unidos que, lejos de cautivar a los promotores, el resultado les horripila tanto que deciden no publicar el trabajo. Antes había trabajado para Harper's Bazaar y otras publicaciones, y cursado amistad con lo más granado de la generación beat, Allen Ginsberg y Jack Keruac, quienes ven en su trabajo una cierta correspondencia visual con sus propósitos.
Al proyecto de The Americans le dedicó dos años de su vida. 28.000 imágenes sintetizadas en 83, en él trazó una línea muy subjetiva sobre aspectos puntillosos de una sociedad ególatra y materialista, desvelando las desigualdades sociales y raciales. Su mirada incidía en el fondo más que en la forma, a base de fragmentos de una realidad a la que Frank no quiso dar tregua. Nunca fue un fotógrafo al uso, de sujeto, verbo y predicado, lo suyo eran las oraciones subordinadas, y cuanto más complejas mejor. Nadie mejor que él se ha recreado en la "no-foto", en la fotografía mál trenzada, desenfocada y descompuesta con tanta “precisión”. Lo más parecido a un exorcizador de pecados, inquietante y al filo de la navaja. Imágenes desprovistas de alegría que engendran dudas y que al margen de Keruac, quien firmó el prólogo del libro, no encontró editor, al menos en un primer momento. En 1958 fue editado por la parisina Delpirefotos, y un año después por la americana Grove Press. Es que sus imágenes eran como relámpagos sin rayo, pero con la intensidad de una gran descarga necesitadas de tiempo. Poemas desangelados sobre una técnica que era la antítesis de lo aconsajable. Frank ha dejado escuela y una legión de seguidores que periódicamente transitan sobre sus logros estéticos.

*Publicado en La Revista 16/09/2012

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