22 jul 2012

El arte de cruzar las piernas #Iconos


 Iconos: Instinto Básico
 Foto: Sharon Stone, 1992
 Autor: Paul Verhoeven

Sharon Stone, 1992. Paul Verhoeven


 Hay piernas que apenas disimulan su caminar glorioso, de esas que se dice –igual que en la canción- que están para comérselas. Las hay juguetonas, o que juegan y corren que se las pelan, como las de Ronaldo detrás de una pelota, también las hay que corren hasta perderse. Las hay que agotan la mirada como las de la siempre sensual Marlene Dietrich, la mujer de las piernas perfectas;  también están aquellas que se agotan en sí mismas. Una de las acciones que con más maestría debe ejecutar una mujer es la de sentarse con elegancia y armonizar con justo temple y recato el instante de cruzar sus piernas, salvo que quiera mostrar otras cualidades. El mundo de las celebrities está lleno de muestras de poco decoro y de descuidos imperdonables que hacen mella también en quien recopila tamaña basura.
 En el arte de cruzar las piernas también hay películas míticas, pero una resalta sobre las demás. Hace veinte años que descubrimos la de una escritora de novelas de intriga que nos enseñó que la psicología es vital para soportar la trama, cualquier trama, pero sobre todo el mayor descubrimiento fue el averiguar qué era aquello de acometer con maestría un cruce de piernas de infarto, que en el fondo tampoco era para tanto, pero Paul Verhoeven que ya era un mago del celuloide antes de Hollywood, supo incendiar un falso interrogatorio policial para cargarlo de intrigas y de excitación calenturienta, porque la interrogada, Sharon Stone, al margen de resabiada y dispuesta para aprovechar sus oportunidades, se encontraba también muy a gusto en el papel de bombero pirómano en clave erótica.
 El cine nos ha dejado escenas inolvidables, incluídas algunas de esas que pasan de la ficción a lo real hasta agotarse en la parodia, recordad la de Cruz y Raya. Aún así la escena del interrogatorio de Catherine Tramel (Sharon Stone ) por Nick Curran (Michael Douglas) y los otros policías es de las que dejan huella, igual que el arte de picar el hielo a golpe de punzón o los pañuelos de seda para anudar a los amantes voluntariosos. Con "Instinto Básico" descubrimos otros mundos de ficción, de ritmo vertiginoso y suspense bien administrado que se sigue con interés hasta el final y que hicieron de la guapa guapísima Sharon Stone una estrella planetaria. También nos dieron otras lecciones, que nunca segundas partes merecen la pena.

*Publicado en La Revista 22/07/2012

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