De moda
Laura Pimentel, pura delicadeza.
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| José Paz |
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| José Paz |
La dureza de la natación exige gran disciplina, sacrificio y humildad a quienes la practican. La ourensana Laura Pimentel, que dentro del agua es un gran valor, fuera también refleja mucho de todo eso que el deporte le ha enseñado. De entrada, mostrar hacia ella todo mi agradecimiento por el atrevimiento que ha demostrado ante la petición de La Revista para ser la portada de este número; no es fácil posar y menos para quien no está acostumbrado, imagino que lo ha hecho –al margen de un gesto de cortesía- como otro reto personal más, asumiendo en ello los rigores de un entrenamiento que seguro no esperaba, pero que ha superado con una nota alta.
Laura, al margen de tímida es pura delicadeza. Su cuerpo menudo aunque estilizado no se corresponde con el prototipo musculado de muchas otras nadadoras. Resulta evidente que en esta ocasión la indumentaria y el lugar elegido -balneario de Caldaria en Laias- han estado condicionados por su práctica deportiva. La atmósfera termal impone un relax y una frialdad a estos escenarios que hacen que la sesión se contagie también del ambiente cuasi sagrado. En un balneario el silencio es virtud, por ello tratamos de que nuestro trabajo no sea precisamente motivo de estruendo, y que la presencia de Laura se camufle con naturalidad en el sitio. La joven se desenvuelve bien, modula su cuerpo con naturalidad, y responde con gran generosidad a cada uno de los requerimientos apuntados, y eso que en esta sesión no va a tocar el agua... Por momentos tengo la impresión –más que fotografiar- de estar modelando una delicada porcelana china en un escenario sagrado; puede que en el fondo no esté haciendo otra cosa.
Publicado en La Revista 22/04/2012
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