14 feb 2012

La impostura de un beso #ICONOS


    ICONOS                  
          
 "Le Baiser de l`hôtel de ville" (1950), Robert Doisneau
                 

             
Hay secretos que de bien guardados que están duran toda la vida, o casi. Secretos adheridos en fuego a la piel  hasta que les llega el momento inmisericorde de decir la verdad, y no a cualquier precio.

             Pongámonos por un instante en el cuerpo de una de las partes, aquel 1993 cuando no pocas parejas se sentían reflejadas en la famosa imagen de Robert Doisneau (1912-1994) a sabiendas de que no lo eran, ¿o sí? Quien sabe. Quizás a los impostores lo que les movía no era el vil metal, sino el deseo de estar tan enamorados como la pareja de la imagen. Vivir en primera persona el deseo y la necesidad de ser amado, sentir como la fuerza del amante descarga rabioso sobre ti todo su ímpetu y la energía atávica de un beso, un beso sentido y largo, de esos que duran toda la vida.

              Me imagino que el viejo Robert vivía todo aquello con orgullo, sabedor de que todas las parejas del mundo se iluminaban con él, qué maravilloso destino para la fotografía. Seguro que no le hizo ninguna gracia enfrentarse a las primeras demandas. El secreto tan bien guardado durante décadas corría peligro, el sueño intenso vivido por tantos y tantos enamorados estaba seriamente en peligro. Y decir la verdad generaría a su vez no pocos males colaterales, pero ya no quedaba otra.

             Posiblemente el hecho de ser la imagen más reproducida de la historia -500.000 ejemplares del poster de 1986- resquebrajo definitivamente el silencio y los pactos de antaño. Doisneau desveló el misterio al sentirse acosado por los verdaderos protagonistas, Françoise Bornet y Jaques Carteaud, a los que la intensidad del beso superó con creces al amor, un amor circunstancial y poco serio, pero como actores que eran supieron introducirse verdaderamente en el papel.

            Doisneau rompió el secreto y es probable que con él se resintiera un amor planetario, el de infinidad de protagonistas de uno y otro lado. Sí, por supuesto todo aquello fue un montaje, un apaño, y ¿qué más da? Él ya había pagado su pasión y tenía pruebas; los jóvenes no sólo se habían besado ante el Hôtel de Ville de París, sino que también lo hicieron por toda la ciudad; su vieja Rollei estaba allí como testigo. En 2005 la mujer protagonista de la imagen vendió su foto y su secreto por 155.000 a un coleccionista de sueños.


Fotografía: "Le Baiser de l`hôtel de ville" (1950)
Autor: Robert Doisneau. 
Revista: American´s Life

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