Con toda seguridad a estas alturas estará ya muerto, o muerta. Se acercaron a mí por la espalda, que estaba esperando a que se abriera
el semáforo para trasladar las basuras al contenedor. En seguida percibí que
dentro de ellas se escondía un drama. Ambas caminaban a la par que hablaban por teléfono; a la par sí,
pero sin mirarse. Semblante serio, la mirada perdida, la voz machacada pero
firme. La mayor daba explicaciones sobre un más que previsible desenlace, “está
muy mal, de hoy no pasa”, a su vez la mujer más joven repetía exactamente lo mismo, con seguridad llevaban un buen rato trasladando
la misma información a todos aquellos que llamaban para saber algo más sobre el
destino de alguien muy querido..
Afortunadamente el semáforo se abrió y separamos nuestros destinos
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