19 ene 2017

Gerda Taro. la sombra de Capa #Iconos

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Imagen: Madre e hijo, en la Guerra Civil (1937).
Autor: Gerda Taro.

Gerda Taro


Más atractiva que guapa, decían, una belleza cargada de elegancia. Gerda Taro (Gerta Pohorylle), había nacido en 1910 en Stuttgart. Huyendo del nazismo y la sinrazón llega a París, en 1933. allí se integra entre refugiados y sobrevive ejecutando varios trabajos. Le ayuda un determinante espíritu antifascita.
   En 1934 conoce a un joven  húngaro, André Friedmann -Robert Capa- judío como ella y tres años menor; ambos se enrolan en una aventura vital y sentimental. Los veinte años y la ambición por conquistarlo todo hacen el resto; la fotografía les servirá de salvoconducto. Él le enseña el oficio, ella desempeña tareas organizativas, todo un auténtico manager, al tiempo que se incorpora también a Alliance Photo.
   1936, un periodo corto pero definitivo en su carrera. Estalla la Guerra Civil en España. Los primeros reportajes los realizan juntos, incluso firman de la misma manera, “Capa”, nada extraño, ella había sido la ideóloga del sobrenombre. Hay una diferencia estética, compositiva, mientras él trabaja con una Leica de 35mm ella lo hace en formato cuadrado de una Rolleiflex; fácil de distinguir.
Los primeros meses en el frente siguen juntos, la llegada de los falangistas a Málaga; las calles de Barcelona; el frente de Aragón; las dificultades de la población civil en la zona de Córdoba; el cerco de Madrid y la batalla de Guadalajara. El 26 de abril los fascistas bombardean Gernika y Capa se traslada a Bilbao. Mientras, ella cubre el Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura, en Madrid, para entonces ya gasta amistad con .
   Su oportunidad le llegará en julio de ese mismo año, tiene la oportunidad en exclusiva de cubrir la victoria de los republicanos, y el final. Firmará en solitario como “Taro”, y sus fotografías serán publicadas en “Regards”, dejando para la posteridad el marchamo de su buen hacer. Sus fotos muestran la proximidad que reivindicaba Capa, también sus riesgos. En Brunete, en la huida del ataque de las tropas franquistas, encaramada a un vehículo de milicianos heridos, un tanque republicano que también buscaba mejor acomodo ante el acoso de la aviación, golpea el coche, tirando a Gerda y pasando sus cadenas por encima. Trasladada a un hospital en el Escorial, fallece el 26 de julio. En breve hubiera cumplido 27 años.

*Publicado en La Revista 18/01/2017

5 ene 2017

Sylvia Plath, alma de tormento #Iconos

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Imagen: Sylvia Plath, para LIFE.

Sylvia Plath, LIFE


En 1981 los “Poemas reunidos de Sylvia Plath” editados por Ted Hughes, quien años atrás fuera su marido y su tormento, obtienen un premio Pulitzer a título póstumo.
   Sylvia Plath (Boston, 1932- Londres, 1963) poetisa en la denominada corriente confesional -junto a Anne Sexton- había sido una persona atormentada y perfeccionista en lo poético. A los 19 años coquetea por primera vez con el suicidio, una ingesta de tranquilizantes tan sólo consiguen que pierda el conocimiento. Los electroshocks y una terapia adecuada la hacen regresar despué a la normalidad. Lo cuenta en “La campana de cristal¨, novela autobiográfica, con Esther Greenwood, su alter ego, de protagonista; allí los fantasmas de la depresión, la inestabilidad emocional, pululan en un cuerpo de escritura de corte poético.
   La escritura de diarios, la poesía narrativa es puro ejercicio de oficio; también lo vivencial, a su padre, un profesor universitario de origen alemán, muerto en plena juventud, causante en parte también de su enfermedad, le dedica “Daddy”, un personaje caracterizado de antisemita y ario.
   Estudiante brillante. Una beca Fulbright la lleva hasta Cambridge, donde Ted era profesor y solvente poeta, allí se conocen. Se casan en 1956. De 1957 a 1959, la pareja se traslada a los Estados Unidos, al Smith College, donde Plath dio clases. Allí también descubre a su marido flirteando con una joven estudiante; la infidelidad, otra constante. Una vez queda embarazada la pareja regresa al Reino Unido. Tienen dos hijos, Nicholas y Frieda, y un aborto, sus poemas hacen referencia al hecho. La pareja se separa, entre otras causas, por la aventura amorosa de Ted con una poetisa, años después también suicida, Assia Wevill.
   Casi sobra decir que el 11 de febrero de 1963, con el desayuno de sus hijos en la mesa, Sylvia, abrió la espita del gas e introdujo la cabeza en el horno. Desde entonces Ted se hizo cargo de sus poemarios, de sus escritos y de su conciencia, que de vez en cuando le administraba relámpagos. Muchos de aquellos escritos fueron destruidos, para no dañar a sus hijos, dijo. Aunque casado, y con infinidad de amantes, poco antes de morir Ted publica “Cartas de cumpleaños”, un poemario dirigido a Sylvia, donde desvelaba aquellas tristes horas que rodearon la muerte de la poetisa. Sobra decir también que nunca respiró tranquilo.

* Publicado en La Revista 5/01/2017

Envolturas de silencio

E l invierno envuelve cada rama entrelazadas entre sí por el frío y la niebla que lo atrapa todo en un escenario de aventura. Todo es ...