23 abr 2015

Maruja Mallo, musa de la modernidad #Iconos

Iconos

Foto: Maruja Mallo, Chile, 1945.

Autor: Maruja Mallo, Pablo Neruda.

Maruja Mallo, 1945.


A maruja Mallo (Viveiro, 1902; Madrid, 1995) le acompaña la leyenda de que paseaba su menguada figura envuelta en un abrigo de pieles. Su rostro, de una destreza picassiana atrapada entre gasas imposibles, le generaban la actitud y color a esta pionera. Se paseó por las vanguardias de su juventud como quien se asoma rabiosa a la ventana de la vida; se ganó así la amistad de Lorca, Dalí, y Buñuel; veían en ella a una mujer que militaba en su propia causa, el surrealismo. Pero Maruja Mallo era más que una seguidora fiel en la aventura freudiana de la pintura, compañera destacada de los creadores del 27. Fueron los tótems del surrealismo, Breton, Éluard, quienes darían un “sí quiero” de admiración en aquel París pleno y bullicioso donde la artista había llegado para estudiar escenografía. El propio Breton le compraría para sí uno de sus cuadros, pero la de Viveiro militaba en múltiples causas, como la que le llevó junto a a Alberto Sánchez y Benjamín Palencia a descubrir los parajes agrestes del extrarradio madrileño - Escuela de Vallecas- en un afán estetizante por descubrir la belleza del submundo paisajístico.
Como docente en el Arévalo de La República compartiría doctrina militante, que la llevarían a sublimar a la causa trabajadora, y a pasear en bicicleta por el interior de una iglesia en domingo y salir como si nada. Ella era así, de gestos y encuentros. La guerra le pilla en Vigo, vía Portugal se traslada a Argentina. Junto al exilio galaico -Seoane, Colmeiro-, se reencuentra con el orden y simetría, con la influencia de autores como Torres García y el rigor numérico compositivo que ella traslada a su particular visión y representación de la naturaleza. Muralista, escenógrafa, incluso performer como se pueden ver en sus fotografías recubierta de algas, al estilo de la que muchos años antes le había fotografiado su hermano Justo en Cercedilla; ella siempre como protagonista de un rico mundo interior.
Del exilio -1961- regresa con la mueca, y el miedo a la represión; nadie la recuerda. Pasarían años, hasta que la movida la implantaría en su esencia de modernidad, allí se volvería a pasear como lo que era, una mujer moderna, libre y con su propio relato en la mano. Y el abrigo de pieles.

* Publicado en La Revista 23/04/2015

12 abr 2015

Balada sexual del desencanto #Collage

DeCollage

Entre tú y yo no hay barreras
tan sólo distancias insalvables.



9 abr 2015

2 abr 2015

Thonet nº 14, una silla de altura #Iconos #La Revista

Iconos
Diseño: Thonet nº 14
AutorMichael Thonet

 J. Reynolds haciendo equilibrios sobre una silla Thonet nº 14 en la Novena Avenida de Nueva York, en los años 30.
 Hay objetos que lo tienen todo. Belleza, practicidad, sencillez; piezas que enamoran por sus curvas, perdón, por sus líneas curvadas, una de sus aportaciones. Clásicos del diseño porque han compartido nuestros sueños. La silla nº 14 de Thonet, creada por Michael Thonet (Boppard, Alemania, 1796-Viena, 1871) es casi imposible que no haya soportado en algún momento nuestro descanso, la original, de la que desde su creación en 1859 hasta 1930 se habían vendido más de 50 millones de muestras, o una de las infinitas reproducciones.
Thonet, un constructor de muebles e industrial, pionero del diseño en curvado ( en 1841 obtuvo una primera patente para el doblado en caliente de la madera) a partir de moldes, baños de vapor y prensas de bronce, en los que sometía la madera de haya de manera para obtener una estructura homogénea y seriada; una vez completada la fase de enfriamiento y retirados los moldes, la madera se presentaba lista en las distintas piezas correspondientes al modelo, de las que tan sólo quedaba un sencillo proceso de ensamblaje. Eran seis piezas en madera y otras seis metálicas, que facilitaban el transporte. En la imagen promocional de la época se puede ver un mecano de piezas sueltas a construir dentro de un habitáculo cuadrado. En un metro cuadrado encajaban a la perfección 36 sillas dispuestas a montar en destino. En 1859 Thonet, un innovador y creativo hijo de carpintero se estaba adelantando 100 años al hoy reconocido modelo Ikea, abaratando con su invento los costes de producción y el transporte de sus sillas que después serían montadas sin complicaciones en destino sin tener que recurrir a profesionales.

Madonna y Louis Vuitton, por Steven Meisel.
La pieza fue una revolución formal y técnica, “nunca se ha creado nada mejor en en cuanto a elegancia en la concepción, pericia en el ejercicio y eficacia”, diría Le Corbusier. y es que tiene todo aquello que se le pudiera pedir a un gran invento de diseño, es una pieza ligera, ergonómica, sencilla y además, en tiempos muy económica, decían que por el coste de una botella de vino te hacías con una, esa razón, junto a un diseño que no cansa, hace de la silla Thonet un clásico que perdura y a la vez es moderno. Para muestra la campaña Louis Vuitton y Madonna, d seductora a rabiar sobre una de ellas.

*Publicado en La Revista 2/04/2015

Envolturas de silencio

E l invierno envuelve cada rama entrelazadas entre sí por el frío y la niebla que lo atrapa todo en un escenario de aventura. Todo es ...