5 ago 2012

¿Y lo del Penalti? #Iconos


Iconos Sara Carbonero 
Foto: Iker Casillas y Sara Carbonero, 2010
Imagen: Telecinco.
Lugar: Johanesburgo, Sudáfrica

Iker Casillas y Sara Carbonero, 2010. Telecinco

Hay besos de madre, de amante, de cine; besos de traición, de lujuria o de adiós; besos sin sangre, luminosos, también de pasión. Besos que son locura y besos que son recuerdo, ¿quién no recuerda aquel primer beso? Dicen que la envidia y el odio en este país caminan  de la mano. A esta pareja de mozos "catódicos" se les quiere tanto como todo lo otro, particularmente a la periodista. Sara Carbonero, chica guapa y lista, como tantas otras que aparecen en un medio tan expuesto como el de la tele, pero la única que disfruta las mieles del éxito en cuerpo propio y también ajeno, el de su novio Iker Casillas. A ver quién tiene mozo con tanta mano que te atrape. A su pareja en este país hace tiempo que no se le discute nada, también es verdad que errores en su oficio tiene pocos, de tenerlos estos sí que serían un drama. Su caso es bien distinto, los gazapos en la profesión periodística son más comunes y de difícil disimulo, aunque trates de amordazarlos como le ocurrió en la pasada Eurocopa con el bueno de Iniesta. Porque el penalti o lo tiras o no, e Iniesta, el mismo que nos dio la alegría de Johannesburgo, lo tiró, y marcó, por muchos nervios que alegues amiga Sara.
Lo del beso es otra cosa, por muy profesional que te muestres ante el contrario siempre deja rastro. El beso emocionado de Casillas en riguroso directo en la entrevista con su novia reportera tras ganar el mundial es de esos que dejan huella, de esos que apuntan directamente a los miles, millones de españoles, a quienes les hubiera gustado ser ellos los destinatarios de tan osados labios. Besos de portero de fútbol, llenos de timidez de esos cuando te atrapa la emoción y se te acaban los argumentos, sin otra dialéctica posible pretendes con ello que lo digan todo, o casi.
 Besos sin cuerpo y en línea, con ánimo de sorpresa. Besos en la cadena de Basile, que de “números” y de esas cosas del corazón entiende bastante. Besos con destino a caja, que levantan a la audiencia del sillón;  también muy aplaudidos, como cuando los compañeros de Sara conscientes del éxito de la pareja, en lo deportivo y en lo otro, les animaban tras la victoria de la Eurocopa a repetir la hazaña del momento del tan sonado mundial, el emocionado fin de argumentos empleado por el genial portero. El problema es que nunca segundas partes fueron mejores, o al menos tan intensas.

*Publicado en la Revista 5/08/2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Envolturas de silencio

E l invierno envuelve cada rama entrelazadas entre sí por el frío y la niebla que lo atrapa todo en un escenario de aventura. Todo es ...