19 feb 2012

Lolita de tentación


 ICONOS                                                     

      Qué envidia de aquella España cuando el mayor sobresalto era un desnudo celestial y no un real decreto, como ahora, cual vil garrote sobre cabeza humana. Dicen que este era entonces un país mojigato de costumbres rancias y sexo de tapadillo, eso es lo que dicen, pero yo no me lo creo. Porque por oscuro que sea un régimen siempre hay licencias y licenciados, aunque claro está, éstas no son ni serán para todos. Dicen el refrán que quien reparte, se queda con la mejor parte
Aquella primera semana del 76 en este país se desató inusitada furia contenida en parte de nuestros conciudadanos, básicamente hombres claro está. Por cuarenta pesetas tenían a su alcance la píldora de la liberación tantos años anhelada, la mejor forma de resarcirse contra el franquismo y su icono, además sin bragas a la vista y flor en mano. Marisol, aquella niña sin infancia que trabajó a destajo para que todos los españolitos patrios memorizaran sus canciones a través de infumables películas, en primera y en pelotas. No fue un robado al uso, pero sí un mal uso que a su autor, César Lucas, amigo de la moza y del clan de los Goyanes le costó disolver en mucho bicarbonato, al margen de ser encausado por supuesto escándalo público y atentado contra la moral por el juez de turno. Cuatro años después, no sólo no fue escándalo, si no que las imágenes desprendían manifiesta calidad artística. Un servidor le preguntó al autor bastantes años después por las imágenes, y la verdad es que, al margen de una sonrisa de mala gana, no soltó gran prenda, imagino que por la traición generada.         Las fotos se hicieron en los años setenta a petición de los protectores de la artista, tratando de seducir con ella a un promotor cinematográfico extranjero que buscaba pareja artística para Alain Delon. Se ve que no hubo suerte, o pesaron otros, que no mejores razonamientos.
           Interviú desató el ánimo lector sobre el populacho, que me imagino como compartía luego en familia tan interesante prosa y presa. Artículos dedicados a Serrat, a Tierno Galván y a Marisol, y que viva la izquierda. El contrapunto lo ponía en el afamado ejemplar de la revista aquel ser malévolo de Idi Amín, indigno mandatario ugandés, que no conforme con dar matarile a sus conciudadanos, de paso se los comía. Interviu obró el milagro, con aquel prodigio de ojos claros y mirada dulce y sin “cánticos melodiosos” a la vista. Alcanzó los quinientos mil de tirada, “bello camino hacia la democracia”, así la definió su entonces director, Antonio Álvarez Solís. En breve, la pionera de los escándalos y de la investigación periodística patria llegaría al millón de ejemplares, gracias, sobre todo, al desapego textil y muchas poderosas razones.

Fotografía: Marisol, 1976
Autor: César Lucas
Revista: Interviú.

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